Más de un siglo de vida. Eso es lo que lleva a sus espaldas Francisco Caamaño, un vecino de Corón, en Vilanova de Arousa, que ayer cumplía la friolera de 105 años de edad. Ante tal efemérides, representantes de la corporación municipal, con Javier Tourís a la cabeza, se desplazaron hasta la vivienda de Francisco Caamaño para entregarle un pequeño reconocimiento y departir con su familia sobre cómo se encuentra de salud.

Aunque los achaques de la edad no perdonan, Caamaño todavía tiene una salud de hierro, que le ha permitido ver a su último bisnieto, nacido hace tan solo un mes y del que le separan la nada despreciable cifra de 104 años.

A su lado se encontraba toda la familia que recordó con los concejales multitud de anécdotas, como su trabajo en el campo, los desplazamientos en un viejo camión a Santiago de Compostela para vender sus productos, e incluso, una caída no hace mucho tiempo, en la que se acabó rompiendo la cadera. Caamaño enviudó hace tan solo un año, cuando falleció su mujer, a los 96 años de edad. Con ella tuvo seis hijos, aunque solo tres de ellos permanecen con vida y se acercaron ayer a celebrar el aniversario.

La longevidad le viene de casta, ya que antes que él, su madre superó ampliamente las nueve décadas de existencia en una época en la que alcanzar esas cifras era prácticamente imposible. Aunque siempre comió todo tipo de alimentos, por encima de todos ellos destaca el pescado, alimento que siempre está presente en la mesa de su casa de Corón.