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Los hombres que vigilan el tiempo en O Salnés

Hernando Martínez Chantada es uno de los colaboradores voluntarios de la Aemet más veteranos de Galicia

Hernando Martínez Chantada, ayer, junto a la estación meteorológica de su casa de Ribadumia. // Noé Parga

Hernando Martínez Chantada no falta ni un solo día a su visita a la estación meteorológica de Aemet que tiene en su casa de Ribadumia. En invierno va sobre las 9 de la mañana, y en verano sobre las 10. Recoge los datos de temperaturas (tanto del aire como del agua), humedad relativa y lluvia, y después su hijo remite los datos por ordenador a la delegación de A Coruña de la Agencia Estatal de Meteorología.

Tienen que hacer este trabajo que todos los días. "Si algún día queremos ir de viaje tenemos que dejar a una persona encargada de que vaya a tomar los datos a la estación", explica Hernando Martínez Chantada, un profesor jubilado que, entre otras actividades, ha publicado varios libros divulgativos y sobre historia local.

El ribadumiense colabora con la Aemet desde 1978, por lo que es uno de los voluntarios más veteranos que la agencia tiene en Galicia. Una pasión que según él es contagiosa. Tanto es así que su hijo Juan Hernando Martínez Varela le ayuda con el procesamiento de los datos, "y mi yerno ya me ha dicho que cuando deje yo, quiere seguir él".

A Martínez Chantada siempre le interesaron la meteorología y el clima. Estudió por primera vez en profundidad estas materias en la facultad de Geografía e Historia de Santiago de Compostela, y cuando empezó a trabajar como profesor incorporó esta afición a su actividad, tanto con los niños de Aralde a quienes daba clase en aquella época, como en los textos de los libros escolares que escribía junto a otros compañeros para la editorial SM. "Por aquel entonces casi ni se citaba el clima en los libros de texto".

Era la época de los almanaques agrícolas ZZ de Zeltia, y del auge del turismo, con lo que nacía un nuevo público ávido de conocer la situación del tiempo, tanto en su lugar de residencia como en los destinos de vacaciones. Martínez Chantada entró en contacto con el responsable de la estación de Pontevedra, y posteriormente con los de la de A Coruña, bajo cuya tutela estaban las pequeñas estaciones locales. Y así empieza la colaboración de Martínez Chantada con la Aemet, que entonces todavía no existía como tal. "Aún no se llamaba así, y pertenecía al antiguo Ministerio de Aviación".

Inicialmente, colocaron dos estaciones: una en casa de Martínez Chantada, en la parroquia de Santa Baia de Ribadumia, y otra en la bodega de Vilariño (Cambados), en la que años después se fundaría la cooperativa Martín Códax.

En la actualidad, la red se ha ampliado sustancialmente. Se mantienen las pequeñas estaciones de medición de la casa de Hernando Martínez, en Ribadumia, y la de Vilariño, pero además se han habilitado en Dena (Meaño) y en Mosteiro y San Salvador, en Meis. Con Martínez Chantada colabora un equipo de personas que se encargan de tomar los datos de cada estación. Entre estas personas hay desde un profesor del instituto Francisco Asorey de Cambados, hasta otro profesor, pero ya jubilado, pasando por una agricultora procedente de Brasil o un exresponsable de Extensión Agraria. Martínez Chantada apunta que en ocasiones "esto se convierte en una pequeña saga familiar".

Hernando Martínez Chantada argumenta que ocuparse durante años de una estación meteorológica es muy enriquecedor, y que permite por ejemplo darse cuenta de que es falsa la afirmación de que "ya no hace ni tanto calor ni tanto frío como antes". "El tempo apenas ha variado. Lo que ocurre es que antes la gente sufría más el frío porque iba mal abrigada y no había calefacción en las casas. En cuanto al calor, ahora ya no se trabaja tanto a pleno sol como entonces". "Tenemos un contacto con la naturaleza mucho menor que hace unas décadas", prosigue, de ahí que entienda que la percepción de la meteorología se vea distorsionada por las costumbres sociales y las comodidades de hoy en día.

No obstante, sí advierte que el actual verano, marcado en Galicia por las altísimas temperaturas y la falta de lluvias, es "anómalo". Según él, "la clave hay que buscarla en las masas de agua marina". "En el origen de todo está el movimiento de 'El Niño' en el océano Pacífico, que ha revolucionado la atmósfera".

La anomalía de la presente estación se refleja, por ejemplo, en que si bien durante los últimos años lo normal era que las temperaturas más altas en O Salnés se registrasen en la estación de Mosteiro, en este 2016 se dieron en Sanxenxo. Mosteiro es también el lugar más frío de la comarca durante el invierno, eso sí, con el permiso de las partes altas del monte Castrove. En cuanto a las zonas donde más llueve, se localizan, según este colaborador de la Aemet, en la falda del Castrove situada entre Cobas (Meaño), y Mosteiro, que es donde se encuentra la capital administrativa de Meis.

El amor

Chantada es un entusiasta de la meteorología, y según él es una disciplina a la que no se le da suficiente importancia. Recuerda que es innegable su influencia en la economía (basta con ver sus efectos sobre la agricultura, la producción de vino y hasta el comercio), al igual que en los estados de ánimo de la gente y hasta en las relaciones amorosas. "No se liga de igual modo una tarde de verano en la playa, que una que esté lloviendo o en pleno invierno. El tiempo influye en nuestras vidas más de lo que pensamos".

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