Siete años lleva organizándose en Vilanova el encuentro de "palilleiras", una actividad que, en cada una de las ediciones, ha ido incrementando notablemente su afluencia. Ayer, en las dependencias del colegio Julio Camba de Vilanova se reunieron más de medio millar de "palilleiras" para disfrutar de un domingo mostrando todo su arte a la hora de elaborar trabajos. La gran mayoría de ese medio millar de personas eran mujeres, aunque algún hombre también se dejó caer por las dependencias del colegio para hacer sus pinitos en un arte que no resulta precisamente sencillo y que necesita muchos años para su dominio.

La muestra está organizada por la asociación de palilleiras A Floriña de Vilanova de Arousa, una entidad que reúne a 50 mujeres y que ya ha conseguido alcanzar la séptima edición. Su presidenta, Elda Froiz, apuntaba ayer que "al encuentro han acudido personas de puntos muy dispares de Galicia, como Sarria o Arteixo, además de las mujeres que conforman nuestro colectivo".

La mayor parte de sus asociadas "comenzamos en esto a cierta edad, para tener algo en que ocupar nuestro tiempo cuando llegue la jubilación". Aunque asegura que comenzar a elaborar encajes de bolillos no es una tarea complicado, reconoce que "estás siempre en un aprendizaje continuo; yo, por ejemplo, llevo veinte años practicando y continúo acudiendo a clases y aprendiendo nuevas cosas que desconocía".

Al encuentro también asistió la más veterana de las mujeres que conforman la asociación A Floriña de Vilanova. Saladina Moure Carro, de 86 años de edad, que mostró en el patio del Julio Camba toda su vitalidad delante de los bolillos. Su entrada en el mundo de los bolillos fue bastante tardía, con casi 70 años de edad, "comencé a practicar después de la jubilación y después de probar con otras cosas en las que invertir el tiempo". Elaborar los encajes fue lo que más le gustó y muchas veces reúne a parte de las integrantes de la asociación en su casa para "palillar". La práctica de los bolillos incluso le sirvió de rehabilitación en su momento tras fracturar una mano. "Los médicos no creían que pudiese recuperarla, pero tras ver como evolucionó, ahora me dicen que no lo deje por nada del mundo", explica la mujer.

Camariñas es uno de los grandes templos del encaje de bolillos y en todo encuentro que se precie no pueden faltar las dos asociaciones que existen en el municipio. A una de ellas pertenece Josefa González, que ayer acudió a Vilanova para mostrar la velocidad a la que trabaja. "Llevo desde los 7 años realizando encaje de bolillos, porque cuando yo era joven, vender lo que hacíamos era la única forma de que entrase algo de dinero en casa", explica. Ahora con 73 continúa mostrando una destreza espectacular, y una velocidad con los bolillos que impresiona.

Además de las mujeres de las distintas asociaciones, en las inmediaciones del colegio Julio Camba se asentaron artesanos diferentes para ofrecer sus productos a las cientos de personas que pasaron por los encuentros.