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La Xunta actúa en una mámoa de Areoso ante el riesgo de que la erosión la destruya

Una excavación arqueológica intenta reconstruir la historia del yacimiento y rescatará los restos en peligro -La mitad del monumento fúnebre desapareció por la acción del mar

La mámoa 4 del islote Areoso está protegida desde el año 2011 por un muro. // Iñaki Abella

La Xunta prepara una campaña de excavaciones en la mámoa número 4 del islote de Areoso, en A Illa, para recuperar y rescatar los restos arqueológicos que se encuentran en peligro de desaparición por causa de la erosión litoral. Y es que el monumento megalítico corre un alto riesgo de destrucción por la acción del mar. Desde el descubrimiento de esta mámoa se ha constatado el continuo avance de la erosión y pérdida de algunos restos arqueológicos que integran el yacimiento, en el que se han documentado hasta cinco mámoas y varias cistas funerarias, algunas ya desaparecidas. El conjunto es de gran valor histórico ya que se encuentra en un "contexto excepcional", en el que abundan los restos arqueológicos prehistóricos y con unas condiciones especiales que pueden favorecer la conservación de restos orgánicos. Abundan las conchas y otros materiales calcáreos y se emplaza en la zona intermareal en unas condiciones de humedad más o menos continua, lo que pudo ayudar a la conservación de restos prehistóricos como huesos, madera, semillas, frutos, conchas o peces, que difícilmente se encuentran en otros contextos en Galicia.

De ahí que la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta haya decidido intervenir e invertirá 51.902 euros en los trabajos de excavación de la mámoa 4. Las obras, que acaban de salir a concurso, tendrán una duración estimada de dos meses y se ejecutarán en verano. Se quiere recuperar toda la información posible de "este contexto tan excepcional" para reconstruir la historia del yacimiento, así como rescatar los restos en riesgo más grave de destrucción. La excavación abarcará una superficie de 110 metros cuadrados, en la que será necesario desmontar la duna que cubre el monumento megalítico y, una vez concluidos los estudios, se restituirá y dará mayor protección a las estructuras tumulares, la cámara y la losa que la cubre. Después se restituirá la duna a una altura similar de la actual, pero dejando que la cámara emerja entre 30 y 50 centímetros sobre el relleno. Hay que tener en cuenta que más de la mitad de esta mámoa 4 ya desapareció por la erosión.

Situado en la parte sur del islote, este monumento se documentó por vez primera en el año 1988, cuando el mar ya la había erosionado parcialmente y podía verse parte de su coraza lítica. Con el paso del tiempo desapareció más de la mitad de su diámetro. Desde el año 2010 se aprecia uno de los laterales completos de la cámara megalítica de forma alargada. Tiene una cámara (dolmen) formada por varias losas de granito. Una a la derecha, que hace de cabecera y está inclinada para soportar el peso de las tres que ocupan el lado expuesto. Una quinta losa a la izquierda parece formar la puerta de entrada. También conserva la cubierta de 1,80 metros de largo y aparentemente caída hacia adentro de la tumba debido al peso de la duna que la cubre. Por detrás de la losa de cabecera se observa una sección del túmulo, compuesto de tierra negra y recubierto por una capa simple de piedras de mediano tamaño a modo de coraza. Tiene entre 10 y 15 metros de diámetro y su altura es menor que la de la cámara, que originalmente afloraría en su centro. Aparentemente el monumento no fue expoliado, pero la acción del mar acabó por vaciar parte de su interior.

Un muro de protección

Para intentar contener la degradación del conjunto, en el año 2011 se construyó un muro de protección. Aunque funciona, este tipo de infraestructuras de contención tienen una eficiencia y durabilidad limitada. De hecho, la erosión sigue activa y en la primavera de 2014 quedó a la vista en una de las esquinas del muro un importante conchero, posado directamente sobre la coraza de la mámoa, en cuyo interior aparecen cerámicas prehistóricas. También entró agua en el espacio del dolmen, por lo que hubo que reforzar el tapado, y los restos de la coraza expuestos en el sector oeste del túmulo sufrieron alteraciones significativas. Si la evolución de la erosión continúa, el mar irá devorando la duna por los laterales del muro de protección hasta hacer desaparecer por completo la mámoa. Incluso es posible que dañe la base del terreno en el que se asienta el muro hasta hacerlo caer.

Además de la excavación de la mámoa, se harán tres prospecciones en superficie en busca de material arqueológico. Si se detecta algún elemento importante en riesgo de destrucción se realizará un sondeo que permita caracterizarlo e identificarlo.

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