En el islote Areoso, situado a 1.400 metros de A Illa en línea recta y totalmente sometido a la acción eólica y marina, existen numerosas huellas de la ocupación humana durante la prehistoria (Neolítico y Edad del Bronce). Se conocen cinco monumentos megalíticos (mámoas), montículos artificiales de tierra de pequeño tamaño, entre 6 y 12 metros de diámetro, que presentan en su centro una tumba construida con grandes piedras, un dolmen. No hay dataciones exactas de ninguno, pero se supone una cronología entre los años 4500 y 2500 antes de Cristo.
La mámoa 1 fue excavada a finales de los 80. Tiene una pequeña cámara de planta poligonal abierta conformada por seis losas de granito, rodeada por un túmulo de tierra y cubierto por una coraza pétrea. La mámoa 2 también fue excavada a finales de los 80. Estaba completamente sepultada bajo más de dos metros de arena. Es una estructura pequeña con cámara formada por una veintena de pequeñas piedras graníticas y un túmulo recubierto por una coraza muy imbricada de apenas siete metros de diámetro. La mámoa 3 quedó al descubierto en los últimos años. Son visibles cuatro losas de granito verticales que permiten identificar los restos de una cámara de algo más de un metro de diámetro. En la zona intermareal se aprecia un conjunto de numerosas piedras que seguramente sean parte de la coraza de este monumento. Por último, la mámoa 5 está totalmente destruida desde 2013. En 2005 podían identificarse dos losas de granito y en 2011 todavía permanecía un aniño de piedras y lo que parecía ser parte de la coraza.
Además, en las playas de Areoso ha aparecido abundante material arqueológico prehistórico (cerámicas, molinos, huesos de animales e incluso humanos y conchas de moluscos) relacionado con lo que se denomina paleosuelo, una capa negra bajo la arena. También se localizaron cinco cistas (cajas hechas con piedras) posiblemente funerarias. Dos ya estaban prácticamente destruidas por la acción marina cuando se excavaron en 2015. Otras pequeñas estructuras de piedra halladas también en el islote demuestran que hubo una ocupación continuada en la zona, ya que los estudios permitieron datar los materiales entre los años 2225 y 1950 antes de Cristo.
