María Teresa Rodríguez Aguiño ya saltó a la palestra pública hace apenas un mes, después de que denunciase que el banco con el que había contratado una hipoteca hace unos años quería echarla de su casa. Recurrió a Stop Desafiuzamentos de Barbanza, y tras denunciar públicamente su situación en la prensa, apenas cuatro días antes del desahucio, la entidad bancaria le anunció que paralizaba el desalojo y se avino a negociar con ella un alquiler social o una nueva hipoteca.
La mujer, que también gestiona un bar, el Blanco, afirma que le debía unos 40.000 euros a la entidad financiera, si bien ésta le reclamaba unos 54.000 en concepto de intereses por demora. Rodríguez Aguiño, que también tiene un bar, sostiene que siempre quiso pagar las letras de la hipoteca, pero que el banco no se lo permitió tras ver que acumulaba cinco meses sin cobrar, y que tampoco aceptaba la posibilidad del alquiler social.
En el caso concreto del hotel, Rodríguez Aguiño sostiene que ella dispone de una licencia de café-bar de la década de los años 80, y que entonces ese tipo de permisos incluían los servicios de restauración y alojamiento. Aduce que, en cualquier caso, su negocio había sido dado de alta en todos los registros oficiales vinculados al turismo, como los de Industria o Hacienda, y que estaba tramitando una nueva licencia. "Mi abogado me dijo que mientras la tramitaba podía seguir trabajando sin problemas", prosigue.
La mujer también se muestra muy molesta con el alcalde. "Los trabajadores del Ayuntamiento cumplieron órdenes. A ellos no les reprocho absolutamente nada. Pero el alcalde actuó mal. Esto no se le hace a nadie un sábado por la noche. Es la primera vez que me echan la gente fuera en 40 años".
Este periódico intentó contactar ayer en varias ocasiones con Cacabelos -que también es el responsable de la Policía Local-, pero éste no contestó a las llamadas.
