Las entidades bancarias que comercializaron preferentes continúan sufriendo varapalos judiciales. En el día de ayer se dio a conocer una nueva sentencia de la jueza Sandra Iglesias Martínez, títular del juzgado número 2 de Vilagarcía, que obliga a la entidad bancaria a devolver, de forma íntegra, el dinero que R.S.F., vecina de A Illa de Arousa, tenía atrapado en preferentes, en este caso de Bankia.

Su abogada, la también isleña Gabriela Suárez Dios, perteneciente al bufete Montenegro, explicó ayer que el caso era un claro ejemplo de lo que ha estado sucediendo en varias entidades bancarias con la comercialización de un producto destinado a inversores pero que acabó atrapando a pequeños ahorradores.

Las vicisitudes de la isleña, una ama de casa sin cualificación técnica profesional, se inician en el mes de septiembre de 2010, cuando la mujer se presenta en la sucursal de Vilagarcía de Arousa para ingresar y dejar en depósito a plazo fijo, garantizado y reintegrable en cualquier momento 5.600 euros. En la sucursal le atendió la propia directora de la misma y a la mujer "se le presenta la firma de un documento de depósito que dice recoger esa cantidad, pero no se le entrega copia del contrato suscrito", explica su abogada. Tan solo recibe un simple justificante de ingreso en la entidad de los 5.600 euros y su registro en la libreta de ahorros, "algo que no la sorprendió al entender que era el procedimiento normal".

Casi dos años más tarde, en marzo de 2012, la vecina de A Illa recibe en su domicilio un correo ordinario de Bankia, en el que se le ofrece el canje de sus participaciones preferentes y subordinadas por títulos de acciones cotizables en bolsa, "obligándola a aceptar en el plazo de una semana tan solo". Alarmada, acude a la entidad bancaria para que le expliquen el contenido de la comunicación y "allí le informan de que es titular de participaciones preferentes y que si quiere recuperar una mínima parte de la liquidez de lo depositado, debe aceptar la propuesta de ser titular de acciones, lo que, según el banco, reduciría su perjuicio económico".

La sorpresa la lleva a ponerse en contacto con la letrada Gabriela Suárez Dios para tratar de recuperar su dinero. El primer paso que se dio, explica la abogada, fue remitir en el mismo mes de marzo un burofax a la entidad bancaria solicitándole la devolución del depósito. No hubo respuesta, pero el siguiente paso de la entidad fue a finales de mayo, cuando la cliente recibe una comunicación en la que se le indica que el valor de sus participaciones preferentes han caído un 97% con respecto a su valor inicial, por lo que su dinero prácticamente habría desaparecido.

Ante esta situación, la única salida que le quedaba a la isleña era la demanda judicial, algo que interpone en los juzgados de Vilagarcía el 8 de junio del pasado año su representante legal. Tras ser admitida a trámite en septiembre, el 22 de noviembre se celebró la vista oral, en la que la abogada solicitó la nulidad del contrato bancario argumentando "la inexistencia de consentimiento" por parte de la mujer, y que en ningún momento quiso meter su dinero en preferentes. Es más, se acusó a Bankia de "una actuación fraudulenta, que omitió de forma indebida en la contratación efectuada toda la información que clarificase cuáles eran las características reales del depósito ofertado a la mujer, algo que va en contra de los códigos éticos y de las buenas prácticas exigibles".

El banco se agarró al test de riesgo que se acostumbra a hacer a todos los clientes que contratan este tipo de producto, en el que se demostraría que la mujer era conocedora perfectamente de lo que contrataba. Nada más lejos de la realidad, reconoce la sentencia, en la que se indica que "el examen efectuado del test de conveniencia realizado por Bankia a la isleña para la contratación del depósito de las preferentes, está probado que no se ajustó a la Ley, ya que las respuestas que contiene dicho test fueron incorporadas y establecidas por la propia entidad sin intervención alguna de la cliente en su elaboración, con todo lo que ello supone". Por este motivo, la sentencia declara nulo el contrato entre la vecina de A Illa y Bankia y obliga a esta última entidad a devolver los 5.600 euros por ser desconocedora del producto que contrataba".

Esta es la primera sentencia que se registra en A Illa en contra de las preferentes, un activo bancario que ha hecho verdaderos estragos en el municipio, especialmente a través de Novagalicia Banco, con varios cientos de afectados que protestan prácticamente a diario ante esa sucursal.