Un banco de delfines se tomó la justicia por su mano y amedrentó a un buceador furtivo que se encontraba esquilmando los recursos ayer por la tarde en la boca de la ría de Arousa, a la altura de la costa de O Carreiro, en O Grove.

La presencia de ese furtivo y lo sucedido con los delfines salió a relucir después de que se escucharan en tierra firme los gritos desesperados de un hombre. Nadie podía verlo, pero aquellas peticiones de "auxilio" y "socorro, socorro", que se escuchaban de manera repetida llegaban desde el mar, no había duda. Por este motivo se puso en marcha un espectacular dispositivo de búsqueda y rescate por tierra y mar para tratar de dar con la víctima de lo que se creía un naufragio.

Pero a medida que pasaron las horas, y aún con la investigación abierta, el relato de los hechos cambió de forma radical, hasta llegar a la conclusión de que no se trataba de un naufragio al uso ni de un marinero en apuros, sino de un furtivo amenazado por los cetáceos, aunque se desconoce si esa era la intención de los animales o simplemente querían jugar con aquel hombre. Quizás solo pasaban por allí y le dieron el susto de su vida.

"Debió de pensar que se trataba de tiburones", bromeaban la fuerzas de seguridad cuando todo había pasado y ya había caído la noche. La versión oficial, y por tanto la hipótesis más firme de cuantas manejaban al cierre de esta edición la Guardia Civil, Protección Civil de O Grove y Policía Local, era la del furtivo amedrentado.

Según esa versión el relato de los hechos comienza a eso de las cuatro de la tarde de ayer, cuando la Policía Local de O Grove alerta de que alguien pide ayuda en el mar. Se movilizan la unidad marítima de Protección Civil de O Grove y la lancha Salvamar Sargadelos, desplazadas por Salvamento Marítimo Fisterra desde su base en Monte Enxa (Porto do Son).

Por tierra se ponen en marcha otros miembros del Grupo Municipal de Intervención Rápida (Grumir), los agentes policiales y la Guardia Civil. Pronto constatan que los gritos dejan de escucharse, y aunque en principio se teme que la persona en apuros pueda haberse ahogado, llega el testimonio de alguien que dice que aquel buzo fue rescatado por una lancha rápida que se dio a la fuga.

Posteriormente esta hipótesis cobra más fuerza, como también los testimonios que confirman la presencia en la zona de un importante banco de delfines. Es así como se empieza a pensar que el hombre se asustó y salió a la superficie para pedir refuerzos. La lancha que lo rescató estaría patroneada por un compinche, que habría estado agazapado en algún punto de la costa a la espera de que el furtivo acabara su trabajo, para recogerlo y llevar a tierra el producto, posiblemente centollas.

Dado que la lancha que rescató al submarinista ilegal puso rumbo a Pedras Negras, en San Vicente do Mar, hasta allí se dirigieron también los efectivos policiales, tratando de identificar a los individuos y esclarecer lo ocurrido. Pero no llegaban, por eso la "persecución" por tierra se desplazó a otro puerto, el de Meloxo, situado a varios kilómetros del anterior.

Entre unas cosas y otras al final los agentes descubren a un hombre en una planeadora, y los testigos relatan que es la misma persona que había rescatado al buzo. Pero él lo niega y asegura que no vio absolutamente nada.

No muy lejos se localiza a otro hombre, en este caso un vecino de O Grove muy conocido por estar relacionado, precisamente, con el furtivismo. Él niega haber estado en el agua, y por supuesto descarta haber sido el que pidió auxilio. Pero quienes lo ven aseguran que "está muy rojo", y que su aspecto "es muy llamativo... parece haber visto un fantasma, o quizás tiburones".

Entre bromas, y parece que sin pruebas concluyentes para relacionarlos con lo sucedido –y aunque así fuera tampoco habrían cometido ningún delito–, parece que todo quedó en una identificación de ambos personajes por parte de las fuerzas de seguridad y en una investigación policial que puede quedarse en una rocambolesca anécdota. "Eso es lo único que sabemos, y aunque no deja de ser una historia sorprendente, parece que es cierto que los delfines dieron una lección a un furtivo", explicaba entre risas el concejal de Seguridad Ciudadana, Alfredo Bea, cuando al finalizar la jornada fue preguntado sobre lo sucedido.

"Lo que parece evidente es que, por suerte, al final no hay que lamentar ninguna víctima, y si esto es así, si todo se queda en un gran susto para un furtivo, no cabe duda de que bien empleado le está", concluye el edil. En Salvamento Marítimo, que había movilizado también al barco Sebastián de Ocampo, levantaron el operativo a eso de las 19 horas.