El mal tiempo se dejó notar ayer de manera especial en el litoral de Carril, en Vilagarcía, donde un tornado sembró, por unos momentos, la alerta entre marineros y mariscadores. Un remolino de unos quince metros de altura pasó ante la costa carrilexa alrededor de las once de la mañana, causando desperfectos en dos embarcaciones y sembrando el pánico a las personas que en ese momento faenaban en el entorno de la isla de Cortegada, y que no dudaron en escapar para ponerse a salvo del fenómeno adverso.

Uno de los temas más comentados ayer en el bar Beiramar, situado a pocos metros de la dársena carrilexa, era el tifón que a media mañana apareció por la zona de las Islas Briñas, pasó por detrás de Cortegada y desapareció algunos metros más adelante, en dirección a Catoira, a la altura de la batea de control de la Xunta de Galicia.

Román "O Tigre das Malveiras" fue uno de los marineros que sufrió las consecuencias del remolino de viento y agua. Su embarcación, una lancha motora, tuvo la poca fortuna de cruzarse en el camino del huracán, que la levantó en el aire, volcándola y volviendo a dejarla violentamente del revés en el agua, con el motor sumergido.

El marinero, no obstante, tuvo suerte, ya que se encontraba en tierra y, pese a que pudo ver todo lo que ocurría en su lancha, tan solo tuvo que lamentar una avería en las bujías, que ayer por la tarde se afanaba en intentar reparar en su casa de Carril.

"El motor se quedó debajo del agua y no arrancaba. Ahora voy a probarlo en un bidón, y si no funciona mañana tendré que colocar otro", explicaba "O Tigre das Malveiras" .

Otro marinero, conocido en el puerto carrilexo con el mote de "O Arriello", también vio salir su motora por los aires. La lancha, de alrededor de cinco metros de eslora, fue propulsada unos seis metros, según comentaban ayer varios de los marineros que pudieron ver lo sucedido. No obstante, los desperfectos sufridos en su caso tampoco fueron de demasiada gravedad, y se limitaron a la pérdida de unos remos y de las tapas de los tambuchos a través de los que se accede a la parte inferior de la embarcación.

Numerosos marineros faenaban en el entorno de la isla de Cortegada en el momento en el que apareció el huracán, y aunque ninguno tuvo el infortunio de encontrarse en la trayectoria del remolino, alguno, como "O Pescadilla", llegó a temer por su integridad física y tuvo que asirse fuertemente a una roca para evitar ser arrastrado por el tornado.

"La gente estaba muy alterada", aseguraban algunos de los marineros que pudieron ver el tifón, que según explicaban los testigos se originó inmediatamente después de una fuerte granizada.

Fenómenos meteorológicos de este tipo no son algo habitual en zonas tan próximas al litoral de Carril. No obstante, en el bar Beiramar recordaban ayer un episodio semejante, acontecido unos cincuenta y cinco años atrás. "Alguna vez ha pasado algún tornado por el mar, pero tan fuerte como este, creo que nunca se había visto por esta zona", indicaban los testigos.