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"Siempre ha habido pobreza, pero no tanta"

José Luis Doval comenzó en el voluntariado después de jubilarse y por prescripción médica. "Yo era comercial de maquinaria agrícola y viajaba por toda España. Pensaba que cuando me jubilase iba a tener mucho tiempo para hacer cosas, pero fue precisamente el exceso de tiempo libre el que me agobió. Mi médico me aconsejó que colaborase con alguna ONG y así llegué al Banco de Alimentos. Ahora me doy cuenta de que esto engancha y de que todas las horas que le puedas dedicar a una buena causa son pocas", confiesa.

El almacén de la calle Faustino Santalices cuenta con algunos voluntarios desde su apertura. Es el caso de Pilar Rivas y Carmen Pardo. Junto a ellas trabaja, codo a codo, el gaditano Emilio Marmolejo.

"Si no hubiese crisis y si la gente tuviese trabajo, no tendríamos que hacer esto. Ojalá nunca tuviésemos que ser voluntarios", dice Marmolejo.

"Siempre ha habido pobreza, pero no de esta manera", dice, por su parte, Carmela Poza, que se incorporó hace unos días al equipo.

"El voluntariado es estupendo porque ayudas a personas que no pueden salir adelante", afirma convencida.

Pedro Ruibal, de 29 años y desempleado lo tiene claro: "Cuando estoy aquí siempre pienso que uno no sabe dónde va a acabar ni lo que le va a hacer falta".

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