Opinión

n / Paco Vedra

Cuatro Cosas

Le cuentan a Anacleto que quién entró definitivamente ayer en la cofradía de barones del PP fue O Noso Presidente. Estuvo a la altura de todos los que hasta ahora pronunciaron discursos de investidura: o sea, noventa minutos más o menos de exposición de sus intenciones. Naturalmente todas ellas positivas y atractivas, como ha sido costumbre en ese tipo de oradores, o sea, los presidenciables. Pero también entre el numeroso público -–la jet society, en pleno o casi– que asistió a la ceremonia. Por cierto, los “comisarios” pasaron lista mental entre los asistentes, pero no para anotar los presentes, sino para determinar los ausentes. ¿No?

Ahora, solo falta por averiguar quienes serán los nuevos conselleiros, quienes seguirán donde estaban y los nombres de los que puedan entrar, así como la denominación de los departamentos que los alfonsinos quieran ocupar. Si, hay muchos que aspiran a estar, pero son bastantes más los aspirantes que los elegidos. Y a estas horas, dice avecilla hay al menos dos incógnitas con nombres y militancia adecuados pero alguno con fama pasada de haber sido un dolor de cabeza para O Noso Ex. ¿Eh?

En resumen, la jornada de ayer podría bautizarse como “el día internacional de los oradores”. Los hubo en O Hórreo, y también en el Senado donde coincidieron casi todos los presidentes autonómicos del PP. Por Galicia estuvo el viceprimero de la Xunta, que no anduvo precisamente brillante en las palabras que empleó en su intervención. Hubo un momento en que hasta se equivocó y habló de la amnistía como “el principio del Estado de Derecho”: se supone que quería decir “el fin”. Y quizá lo sea. Ojo...

Entre tanto, y, según el pájaro, ha suscitado mucha atención –que no sorpresa– la intención del tío Abel, de seguir como alcalde, y batiendo récords, otros ocho años, es decir, los cuatro de la legislatura que viene y otros cuatro de la siguiente. Lo más curioso es que si la salud le acompaña como hasta ahora nadie duda de que lo puede conseguir. El problema sigue planteándose para el PP: a este paso tendrán que buscar un aspirante entre las Nuevas Generaciones actuales, y no habrá tiempo ni siquiera para enseñarle lo mínimo que necesitaría para ganar. Un maldito embrollo. ¿Capisci?