El manotazo de Trump al primer ministro montenegrino, Dusko Markovic, es la demostración más gráfica del "America first" que hemos visto hasta ahora. "Yo, primero", vino a decirles el magnate a sus socios de la OTAN con la mala educación, la prepotencia y el narcisismo que le son propios. Porque él es ahora EE UU y su país debe ocupar el primer puesto en todo; incluso cuando posa con los líderes de una organización que considera "obsoleta" y que no paga "lo que debe" a Washington.
Demasiado ego para un cuerpo tan poco acostumbrado a refrenarse, sea en lo sexual, lo empresarial o lo político. La gestualidad de Trump delata su matonismo: el jueves estaba a disgusto en Bruselas y pagó con Markovic, miembro débil del club aliado, el esfuerzo de contención invertido poco antes con el dúo dinámico de la UE, Tusk y Juncker. El jefe del Ejecutivo comunitario debió de irritarle sobremanera. "¿Sabe que aquí somos dos presidentes?", le preguntó. "Sí, lo sé", respondió Trump. "Este sobra", bromeó Juncker, señalando a Tusk.
Comercio global, cambio climático, Rusia? Trump chocó anteayer con la UE en estos tres asuntos y volverá a hacerlo hoy en el G-7 en Taormina, en la noble tierra de Sicilia, patria de hermandades oscuras que, emigradas a la Nueva York del magnate, han tenido parte en algunos de sus negocios. Si sigue el consejo de Michael Corleone ("mantén cerca a tus amigos, pero más aún a tus enemigos"), todo irá bien, o por lo menos dentro de un orden.
Otra cosa será el regreso a Washington. Allí le espera lo que dejó, incólume pese a su gira para tomar aire por Oriente Medio, el Vaticano y Europa: nuevas revelaciones sobre la "conexión rusa" ("fake news, fake news"), la congelación casi definitiva de su segundo veto migratorio y el rearme demócrata ante su propuesta de recortar 3,2 billones en gastos sociales.
Espérense, pues, más manotazos. Y andanadas nocturnas desde portaaviones. ¿Destinos? Siria, Irán, la tierra del orondo heredero del único trono comunista... Con tales problemas en casa, mejor es quedarse que salir. A ver cuándo vuelve por aquí.