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Ceferino de Blas.

Sencillamente Gogue

A los devotos de Gogue les habrá encantado el libro que recopila las aventuras de Floreano

A los devotos de Gogue les habrá encantado el libro que recopila las aventuras de Floreano, en compañía de la variopinta fauna de colegas y filósofos de taberna.

En plena Ribeira Sacra, mientras el barco se deslizaba por los impresionantes cañones del Sil, una mujer de la partida participaba a los compañeros de viaje su entusiasmo por las creaciones de Gogue. Lo consideraba algo digno de competir con las expresiones de admiración que despertaba el entorno. Usaba como principal argumento el de todas las madres: sus hijos, de veintitantos años, eran devotos de las hazañas de Floreano.

Para quienes la escuchaban, y no habían reparado en aquellas viñetas, debió parecerles un comentario interesante. Pero no mereció la atención requerida debido al hipnotismo del paisaje.

No obstante, hubo quienes tomaron nota y se interesaron por la obra del humorista gráfico del FARO, del que se hablaba con tal fervor. Más de uno se convirtió en goguista y seguidor de Floreano, cuyas aventuras le atrapan cada mañana.

Gogue es un personaje tan discreto que se disfraza tras el pseudónimo y oculta tanto la identidad que es difícil encontrar una presencia pública suya. Se llama José Angel Rodríguez López y no necesita mover a su personaje de más de tres escenarios del Grove para renovarlo.

Con cambiarlo de compañía y el filosofema cotidiano ya deja buen cuerpo a quienes lo siguen. Ya sean goguistas, es decir, entusiastas del personaje, goguianos, que argumentan e interpretan con su filosofía o gogueros, los que utilizan las redes sociales para compartir sus viñetas.

Este "Floreano", que así se llama el libro editado por Xerais, gustará por muchas cosas, empezando por la portada con el genial "bocadillo": "Alquílanse borrachos pas festas", colocado sobre la figura del personaje. Ha recopilado las viñetas siguiendo un índice temático: de mulleres; de monseñores e eminensias y de tasas, viños e loureiros.

Son "historietas" ya publicadas que, en cada momento, han logrado el efecto de alegrar la mañana al buen lector, pero recopiladas en libro permiten el repaso en situaciones en las que viene bien un aporte de humor.

A los goguistas les habrá encantado el prólogo de Alberto Avendaño, el periodista gallego que coordina "El Tiempo Latino", la versión española del "Washington Post". Asegura que Gogue, al que califica de moderno y ancestral a un tiempo, se convirtió en uno de "los mejores cronistas gráficos de la campaña presidencial norteamericana de 2016".

No es extraño, porque Gogue, como hiciera Quesada cuando llegó al FARO, fue con una caricatura. Es un fantástico caricaturista, hasta el extremo de que el director del "Post", Martin Baron, guarda la que hizo de Donald Trump, rompiendo su diario en pedadazos. ¡Ya se sabe el cariño que siente el mandatario norteamericano por los periódicos!

Gogue es continuador de la mejor tradición de artistas gráficos de este periódico, en cuya vitrina de honor figuran Castelao, Ribas, Maside y Torres.

Para los lectores de ayer fue un orgullo haber disfrutado con unos humoristas gráficos geniales, y para los de ahora es un lujo poder sonreír cada mañana con Gogue y Luis Davila.

Los devotos de Floreano están de suerte. Tienen la oportunidad de reencontrarlo, porque se ha salido del periódico -como los personajes de ficción que abandonan el relato y se reencarnan en otro espacio-, para ponerse de gala en las librerías. Ha cepillado la boina y se ha acicalado, pero la mosca sigue revoloteando, la taza está llena y el pensamiento presto.

P. S. Con Alberto Avendaño, vigués, periodista en prácticas en el FARO, compartimos hace dos décadas una situación de las que no se olvidan: un café en la planta baja de una de las Torres Gemelas de Nueva York. Pocos conocían entonces a Bin Laden y Al Qaeda. Ya trabajaba para el "Post", pero desde Manhattan, y se acordaba del FARO y de Vigo. Ahora, con más de un cuarto de siglo en EE UU, Gogue es el nexo entre el director de "El Tiempo Latino" con el periódico de su ciudad.

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