El 3 de julio fue el quinto aniversario de la muerte de mi hermana Rita, y el 25 de octubre es el primer aniversario de la muerte de mi hermano Juan Ángel.

Es muy socorrido el dicho de que los que se mueren son los mejores, pero en nuestro caso es cierto.

Rita fue una buena cabeza que fue primero el apoyo de mi padre José Regojo y después una gran emprendedora y valiente con la fundación de Aldeas Infantiles de Galicia con sede en Ventosela (Redondela). Galicia tiene el honor de haber sido la segunda Aldea Infantil en España. Primero Barcelona, segunda Galicia y tercera Madrid. Hoy gracias a Dios hay más de 20 Aldeas Infantiles en España.

Rita fue importante en muchas facetas como esposa de su marido Adriano Marqués de Magallanes el único político de la familia que traía a nuestra casa de Redondela gente muy interesante, recuerdo con mucho cariño a Fray Justo Pérez de Urbel, abad mitrado del Valle de los Caídos un hombre inteligente, culto y santo: no usaba la cama de su dormitorio y dormía en el suelo.

Recuerdo la comida en el comedor de casa con Serrano Suñer, cuñado del General Franco, mi padre, Rita, mi cuñado Adriano, Poti, Fray Justo y yo. La sobremesa duró dos horas, fue apasionante y de alto voltaje.

Rita fue una gran madre sobrellevando la muerte de su hija Noemi, con unos hijos maravillosos: José Antonio, Rita, Mar, Alejandro y Adriano.

Rita fue una gran hermana, ella y yo éramos los que vivíamos en Vigo y éramos los responsables de administrar los bienes familiares. Que veladas entrañables en su casa de Rosalía de Castro.

Mi hermano Juan Ángel, que se cumple en estos días el primer año de su muerte, fue una cabeza privilegiada para las matemáticas tanto en el colegio de los Jesuitas en Vigo como en Barcelona en su carrera de ingeniero industrial.

Pero yo destacaría su fidelidad a sus amigos. Tenía amigos de la carrera en Barcelona que se reunían por lo menos una vez al año, Agustín Montal expresidente del FC Barcelona y otros.

Sus amigos de Vigo, compañeros del colegio de los Jesuitas como Ramón Villot y otros que se veían con frecuencia.

Sus amigos de Zamora como los hermanos Losada, Pepe González, Isidro Oñate y otros.

Sus amigos de Redondela, Alfredo Lorenzo, Lalo Figueiral, Cunino Orge y otros compañeros de su juventud de su querida Redondela. Mi hermano Juan Ángel ejercía de hermano mayor a partir de la muerte de mi madre Rita Otero que el Señor se la llevó con 54 años. Mi hermano Juan Ángel supo sufrir en silencio la muerte de su querida Ana Bacardí que se marchó al cielo prematuramente. Era de mis hermanos el más castellano de todos nosotros, viviendo con sobriedad y generosidad mediante su Fundación Regojo-Bacardí fundada a la muerte de Ana, dedicada fundamentalmente al tercer mundo en Sudamérica, su vida de trabajador empedernido y de responsabilidad familiar nos ha dejado huérfanos no sólo a sus hijos: Rita, Gracia María, Nacho, Elena y Ana, sino a sus hermanos que tanto lo necesitábamos.

Las vidas de mis hermanos Rita y Juan Ángel nos sirvan de ejemplo para presentarnos ante el Dios misericordioso.

*Miembro del Club 55