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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El juego

Pues aunque parezca mentira, uno de los mejores consejos prácticos para conseguir éxito en alguna empresa es -al menos en opinión de quien esto escribe- el que ponía Muñoz Seca en boca de su don Mendo. Que, en hablando del juego -de cartas- llamado "siete y media", decía que si no llegar era malo, pasarse podría ser peor. Y eso, pero en serio, es lo que deberían meditar los redactores de las propuestas electorales.

El consejo podría aplicarse a las próximas elecciones y ser útil para la jornada de reflexión de éstas. Porque a no ser que cuaje el pacto latente entre Sánchez, Iglesias y los nacionalistas, habría que ir a votar más o menos el 18 de diciembre. Y es que, con perdón, cientos de medidas parecen muchas, incluso pensando en que gobernar es siempre difícil y requiere una mochila de ofertas para resolver los problemas.

Pero siguen siendo demasiadas, porque a pesar de su número especifican poco en lo de fondo. Que debería ser más el cómo que el qué -o al menos tanto-, porque significa el modo en que se pretende llevar a cabo en todos sus términos el contrato político y social entre electores y elegidos, que es la fórmula relativamente nueva con que se define lo que antes se llamaban compromisos programáticos fundamentales.

Dicho todo ello, y para evitar que alguien pueda hallar contradicción en lo ya expuesto hace días en favor de la reducción -y clarificación- de los contenidos de los manifiestos electorales, es preciso insistir en que los actuales "catecismos" partidarios, es un método algo mejor que el otro. Pero a la vez que concentran ideas y ratifican los propósitos, es urgente que se acompañen con los pormenores.

Y no es parte banal, porque lo que se reclaman son datos -por ejemplo- de coste económico, técnico y humano que puede tener la aplicación de esas propuestas o, si se cumplen algunas, sea aún peor que si no se cumplen, al menos en términos de empleo y otros puntos. Pero en todo caso, a día de hoy alguien podría argumentar que plantear 1.500 propuestas, como hace el PP tras ocho años consecutivos de gobierno con mayoría absoluta, son demasiadas propuestas. Y que eso indicaría que la Galicia que recibió del bipartito era un erial o que trabajar, lo que se dice trabajar, en dos legislaturas no trabajó mucho.

(Ninguna de esas dos hipótesis es acertada. La coalición de PSOE y BNG no gestionó mal, pero no supo "vender" lo hecho ni disimular lo pendiente porque funcionó como dos gobiernos en uno; el PP -que no tuvo ese problema- lidió con la peor crisis de la historia y logró que el país sobreviviese. Pero todos deberían recordar, a la hora de ofrecer, que lo bueno, si breve, dos veces bueno. ¿No?)

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