Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La supervisión

A estas alturas, y cuando esa perdiz no sólo parece mareada sino desorientada del todo, consuela constatar que hay aún gentes en el mundo de la enseñanza que no se rinden y se esfuerzan en buscar soluciones al desastre en que se ha convertido la Educación en este país. Hace poco, el conselleiro Román Rodríguez proponía sensatez en los estudios de FP y ahora son los rectores de las universidades gallegas los que echan mano de la lógica y alumbran ideas que debidamente desarrolladas y consensuadas serían más que útiles.

(En este punto conviene recordar que casi todos, aquí, han reclamado desde siempre un Pacto Escolar que alejase las aulas de los vaivenes electorales. Alguien llegó a decir que la Educación es algo demasiado serio para dejarla en manos de los políticos, lo que en países de cultura democrática parece una boutade. Pero aquí, visto lo que hay, sería conveniente no desecharlo.

Lo malo es que en cuarenta años nadie ha sido capaz de hacerlo; ni siquiera los que más lo reclamaban. Un hecho que no se puede explicar sólo desde la mediocridad, sino del sectarismo de los protagonistas. Ese terreno es de los pocos en los que sobreviven notables diferencias ideológicas, pero con la triste evidencia de que aquí sólo se usan como motivos para enfrentar y no para buscar y reforzar lo común.

El resultado es obvio; el nivel educativo general de este país es un desastre que está en la cola de Europa en sectores clave, y cada intento de mejora se convierte en una merdëe donde mandan intereses corporativos e ideológicos antes que los generales de lo comunidad escolar, cautiva muchas veces de elementos que tienen pocas ganas de trabajar y lo camuflan con eslóganes sin digerir.

Ahora, los rectores -como antes el conselleiro con su idea de una FP prêt a porter en la que participe el empresariado como barómetro de oferta y demanda laborales- han propuesto una reválida como salida a modo de selectividad para un Bachillerato que cojea. Y plantean una supervisión que de algún modo les compete -porque el destino final es casi siempre, por esa vía, la universidad- como a la autoridad educativa. Por eso se dijo que puede ser útil, aunque necesita un desarrollo sensato.

Que algo hay que hacer para mejorar la enseñanza es un clamor; el problema está en que no se ha hecho entre todos, sino unos contra otros y eso es lo que el sentido común no aconseja. Y que sean conselleiro y rectores los que den un paso adelante alimenta la esperanza de que por fin haya una salida para, probablemente, el más antiguo y peor de los problemas que tiene plateados el país.

¿O no...?

Compartir el artículo

stats