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Consideraciones sobre la apertura del nuevo hospital

A todos los vigueses en general, y de una manera especial a los que somos profesionales de la medicina, esta inauguración nos sensibiliza profundamente. Por eso ante la problemática que su apertura ocasiona dada la reacción de determinados sindicatos, partidos políticos, ayuntamientos, etc., hace que nos sintamos, en este caso el que suscribe, en la obligación de expresar nuestra opinión ante un hecho tan importante para la sanidad gallega y de forma particular para nuestra querida ciudad.

A este respecto quiero, antes de entrar en materia, destacar el magnífico escrito que el Dr. Otero Vich, admirado colega, publicó en FARO DE VIGO de fecha 7 de octubre de 2015. Al leer sus atinadas consideraciones, no tengo dudas en hacerlas mías, tanto las valoraciones y opiniones que hace sobre este candente tema, como sobre los desajustes, problemas del traslado y sobre el parking. Sobre esto último, debo añadir, que mientras en el Xeral había otras alternativas, aquí solo existe el parking como única posibilidad, lo que por justicia y sentido común, estoy seguro, hará que se encuentren soluciones aceptables para todos. En este tema, sorprende el silencio absoluto de la existencia de miles de metros cuadrados de terrenos pertenecientes al Concello de Vigo, limítrofes con el hospital Álvaro Cunqueiro y que una vez descubiertos, ahora se van a acondicionar para utilizarlos como aparcamiento gratuito.

Mis primeras sensaciones sobre la inauguración de este gran y moderno hospital son de ilusión. Esperaba y espero que transcurrido el tiempo lógico y necesario para superar los obstáculos propios de una empresa de esta magnitud, todos los usuarios podamos disfrutar de una de las sanidades mejores del mundo, como la que se viene practicando en toda España y que se practicará en este ilusionante hospital, dotado de los más sofisticados aparatos, tanto diagnósticos como terapéuticos. Como excoordinador del servicio de Urgencias del Xeral durante más de veinte años, tengo la esperanza de que los problemas asistenciales siempre complicados y agobiantes de estos servicios si no se solucionan, al menos se mejoren notablemente a pesar de confluir en este gran hospital, los servicios del Xeral y del Meixoeiro juntos.

La gran ilusión y alegría que me producen el nuevo hospital no está libre de matices tristes. Para comprender este sentimiento, debo aclarar que los momentos más importantes de mi vida profesional se iniciaron en el Hospital La Paz de Madrid y posteriormente, hasta mi jubilación, en el Xeral de Vigo, donde pasé más de treinta años, los últimos de coordinador de Urgencias. Pues bien, hace unos días me acerqué al Xeral y observé que mi servicio de Urgencias no tenía actividad alguna, imperaba el silencio y estaba claro que la gravedad de sus heridas había impedido estabilizarlo y enviarlo a la UCI. Se había muerto. Todo era silencio... ¿Cómo no iba a estar triste?

Al lado de la ilusión inicial por la inauguración y la tristeza, mi tristeza muy particular, se abre paso también una decepción. Esta se produce cuando en nuestra querida ciudad se da un acontecimiento de un gran calibre histórico como es la inauguración de uno de los mejores o mejor hospital de España. Nada más empezar a dar sus primeros pasos se producen toda clase de críticas, algunas razonables y relacionadas con la complejidad del traslado, pero otras para mí totalmente infundadas y con claro matiz político. Yo puedo hablar desde mi independencia política y presumir de tener grandes amigos de todos los colores políticos (médicos, ATS, celadores, etc.). Lo peor de estas críticas es que no aportan alternativas ni tampoco dan un tiempo lógico para solventar los esperados e inevitables problemas de un traslado tan complicado. No hay que olvidar que se trata de un traslado de dos hospitales diferentes hacia otro nuevo y gran hospital, en el que hay que asentar sus estructuras, unión de servicios y plantas, unificación de criterios y modificación de actuaciones, hasta ese momento mantenidas en otros hospitales. En resumen, estoy seguro que después de un tiempo prudencial, solo satisfacción y orgullo nos producirá a todos los usuarios. Para terminar, debemos tener en cuenta que el hospital no tiene color político y nos pertenece a todos.

*Internista y excoordinador de Urgencias del Xeral

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