Dejad que os diga que sí, que esta semana que se abre hoy puede ser clave para algunos que aspiran a subir puestos en el escalafón y llegar a poncios. Cada cual en lo suyo, claro, y con peso distinto: no es lo mismo ocupar un puesto, aunque sea por criterios conyugales o genealógicos en la Xunta -los hay de ambos, pese a que se juró que eso se había acabado- que postularse como jefe de escuadra en alguno de los partidos en reconstrucción e incluso de los que todavía están fase de cimentación. Ojito....

Anacleto, que -como siempre- sigue con especial atención algunos indicios en la corte, oyó algunas cosas acerca de una posible movida de cargos medios en un par de departamentos, curiosamente los que tienen a sus titulares tan mal valorados por la opinión pública que ya no salen en las encuestas oficiales. Y como es sabido, las cabezas que están por debajo en el organigrama se cortan para servir de parapeto a las de arriba. De ahí que en varios sitios huela tanto a formol. ¿Eh?

En lo que a los otros se refiere, el panorama es diferente. En el Pepé no hay vacantes -las pocas que quedan se guardan para articular, o frenar, mociones de censura- y en el centro, los Rosas insisten en no hacer hueco a los procedentes de otras siglas, porque -dicen- llegan muy resabiados. Queda la izquierda, claro, pero ahí tienen otro problema: gran parte de los que se apuntan proceden de las oficinas del INEM, porque como ahí no les dan un chollo prueban suerte en la política. Uf.

Otra cosa. El filtrador enmascarado da cuenta de un rumor, seguramente tóxico, en el que se habla de alguna discrepancia entre el mando de IU, allá en la meseta, y el líder de AGE. Parece que en Madrid querrían oír a Beiras hablar algo más en español con vistas a enviarle a predicar urbi et orbi de cara a las elecciones europeas e incluso más allá. Y, de paso, gustarían de que publicase ya todos sus datos fiscales, para así darle más caña a RafaEle, que con el silencio del histórico prócer gana tiempo. ¿No?