El periodismo tradicional ha dado una vuelta en redondo, particularmente cuando se le añaden infiltraciones políticas. Los tres lados de su misión inicial, "informar, educar, entretener", poco a poco se independizaron. Un nuevo lema los reemplazó en años recientes: el periodismo especulativo. La cultura que experimentó el cambio más radical ha sido la de Estados Unidos, también la más dinámica y avanzada.

Estados Unidos elige presidente cada cuatro años el 6 de noviembre. Nunca tantas ambivalencias en la fase final han causado tal confusión en el electorado. Ambos candidatos, y sus vicepresidentes, evidencian ser excelentes oradores, retóricos. Pueden hablar de múltiples temas con profunda elocuencia. El ocupante de la Casa Blanca, Barak Obama, negro, de clase media, de religión cristiana pero sin definición específica, demócrata, defiende los éxitos de su liderato en los últimos cuatro años al enfrentarse con una severa crisis económica que heredó de su antecesor, un presidente republicano. El candidato, Mitt Romney, blanco, rico, de estricta religión mormónica, republicano, promete programas de reforma económica radical pero sin expresar substancia, detalle, pero sí algunas contradicciones. El electorado, según su tendencia, denuncia en Obama cierta falta de énfasis al definir su trayectoria en los pasados cuatro años, y denuncia en Romney cierta falta de credibilidad en sus promesas no substanciadas y ambivalentes. El pueblo quiere y pide más detalles. Y los debates no aclaran el pragmatismo de los programas sino que contribuyen a un incremento de ese proceso especulativo tan cortejado por los medios informativos.

Y un sector de este periodismo, moderno, dinámico, especulativo ha alertado al electorado que hay muchos elementos que considerar cuando vaya a las urnas el 6 de noviembre. Tantas múltiples y confusas perspectivas son lo que convierten la votación del 2012 en algo inédito en la historia del país.

Por ejemplo, la cultura americana y sus leyes han progresado enormemente para alcanzar igualdades (color, sexo, origen, religión). No obstante, la evidencia de ese progreso no garantiza que el 100% de la población acepte (todavía) ser regida por un hombre "de color". Después de cuatro años de presidente, se le ha cuestionado tanto el lugar de su nacimiento, decisivo para establecer su elegibilidad para la presidencia, que lo único que queda por discutir sería si realmente ha nacido.

Obama es un modelo de espíritu emprendedor, luchador, tradicional en la mayoría de los americanos nacidos en un ambiente de clase baja o media y que triunfan hasta alcanzar la cumbre porque "no existe obstáculo para impedir que el americano triunfe en su vida". Por su parte, Mitt Romney es un modelo del "otro americano", la poderosa minoría: nacido en la clase alta, domina el arte de multiplicar billetes de banco (como la estructura de la compañía Bain Capital que acaba de adquirir Atento de la Telefónica española). Obama declaró que en 2011 tuvo ingresos personales por un total de 789.674 dólares y pagó el 20.5% de impuesto de renta; Romney recibió 13.696.951 dólares y pagó solo el 14.1%. Donativos para el coste de la campaña electoral republicana se estiman en 1,35 billones de dólares y para la demócrata en 1,16 billones, sumas astronómicas que, capitalizadas, posiblemente reducirían el índice de desempleo por un gran margen.

Para un sector de la población, Obama, de religión protestante, proyecta una imagen de afinidad, de confianza, de estabilidad y credibilidad; otros sectores admiran a Romney, de religión mormónica, aunque confiesan percibir una imagen de desconfianza, de opinión cambiante, inestable. Es decir, se especula con las posibilidades de cada candidato según dos criterios: el pragmático del líder y el personal del individuo, ambos de extraordinario poder. No hay duda de que el que resulte elegido va a cambiar no solo el curso de la economía sino también la fisonomía del pueblo, su sentido de valores y su perspectiva vital.

A pesar de una deuda de tres trillones (¡qué palabrotas cuando juntas!) de dólares, hay abundancia de dinero. La mayoría de los bancos han reducido el interés que pagan por cuentas de ahorro a un minúsculo 0.10% -0.60% anual (menos de la mitad que en España) pues no quieren pagar mucho para atraer más dinero. Y es que el dinero es mero papel sin valor durmiendo en las cajas fuertes hasta que se mueva (como el estiércol, según la artista Barbra Streisand). La actividad monetaria (fabricación, consumo, construcción, empleo) se ha casi paralizado a causa de una actitud principalmente emocional: miedo. La incertidumbre es tal que pocos quieren usar dinero por miedo a qué va a pasar mañana; y ese "mañana" quizá comience el 6 de noviembre. No obstante, y a pesar de las críticas del oponente, el progreso de la política de Obama es evidente: en este mes de octubre el índice de desempleo es 7.8%, el más bajo de los últimos 44 meses; las peticiones de ejecución por impago de hipotecas bajaron en septiembre a 180.427 casos, el más bajo desde julio del 2007.

En su interior, el americano medio es muy sensible y emotivo, lo cual matiza ciertos aspectos al momento de votar. Erige un modelo y tiende a imitarlo como héroe y como persona, del mismo modo que imita a los artistas que se pasean por la "alfombra roja". Y la religión de los candidatos, tan personal, genera cautela. Nunca ha ocurrido: un posible presidente mormónico, un posible vicepresidente católico, un posible reelegido presidente protestante. Existen enormes, radicales diferencias. Romney es el primer mormón que quiere ser presidente (por segunda vez pues ya lo intentó en el 2008). La presidencia del primer católico, John F. Kennedy (1961-1962), no causó tal revuelo, pero su oponente en la campaña tampoco era mormón.

El americano parece sentir una ambivalencia o crisis religiosa. A pesar del moto "In God we trust" (Creemos en Dios) que aparece hasta en los billetes de banco, se estima que más del 20% de la población no profesa una religión. La asistencia a las iglesias ha disminuido. Del resto, el 34% se declaran cristianos (católicos y protestantes), el 11% musulmanes, principalmente inmigrantes. Los obispos católicos atacan a Obama por apoyar el matrimonio homosexual y la distribución de píldoras anticonceptivas a empleadas de instituciones religiosas. Esos mismos obispos no alzaron su voz y autoridad, sin embargo, cuando se hicieron públicas decenas de miles de denuncias contra curas por sus abusos sexuales de niños.

El Mormonismo o Iglesia de Jesucristo ("Church of the Latter-Day Saints", abreviado "CLD") fue fundado por Joseph Smith (1805-1844) en Nueva York en 1820. Declaró que un ángel se le apareció a los 14 años y, en nombre de Dios, lo guió a un lugar en donde estaba enterrado un libro escrito en placas de oro con la historia de un pueblo de la antigüedad. Smith tradujo y publicó la historia en marzo de 1830 bajo el título "Libro del Mormón" o "Mormonismo", nombre del profeta-historiador quien al parecer lo compuso. Smith es el profeta del mormonismo. La doctrina mormónica, estructurada bajo el Nuevo Testamento, comparte aspectos de los postulados del Cristianismo/Catolicismo, pero los contradice en temas fundamentales y crea otros opuestos entre sí. En su doctrina (la original, la que Smith dijo que Dios le comunicó), se instruye cómo elegir a los dignatarios (15 apóstoles, obispos, presidentes), predica austeridad, ética, reclama del miembro un 10% de sus ingresos, prohíbe el uso de café, te y otras substancias "adictivas", es pecado el adulterio, es pecado la actividad sexual fuera del matrimonio, exige el rezo aunque no necesariamente en la iglesia, no acoge a personas de raza negra o hispana, condena a homosexuales. Lo más espectacular de su doctrina, y lo que le ha causado grandes problemas, ha sido el fomento de la poligamia (por "obligación religiosa", un "mandato" de Dios), definida como el privilegio de un hombre a casarse con múltiples esposas, si bien no reconoce el mismo privilegio a una mujer para casarse con múltiples esposos. El propio fundador Joseph Smith, escriben sus biógrafos, acumuló entre 36 y 48 esposas, se casó con una que tenía solo 14 años y contrajo tres bodas en un mes: una el día 1 y dos simultáneamente el día 11 de marzo de 1843. Se dice que el propio tatarabuelo del candidato presidencial Romney tuvo tres esposas y numerosos hijos. La prensa se ocupó recientemente de una familia mormona compuesta del marido, tres esposas (dos de ellas hermanas) y 13 hijos, así como de otra cuyo marido fue encarcelado por haberse descubierto que tenía en su "comunidad" a varias menores víctimas de sus abusos sexuales. Algunos de estos "privilegios" fueron después anulados por la iglesia mormona, como la poligamia (en 1890, pero se toleraron los casos existentes) o la exclusión de negros (en 1978). Su doctrina adquirió popularidad: la Iglesia de Jesucristo cuenta con 14.441.346 miembros en 128 países. Romney ha declarado públicamente que no es polígamo. El pueblo manifiesta escepticismo hacia el mormonismo, para algunos un culto, pero solo el 22%, según una encuesta de Gallup, dicen que no votarían por un mormón.

La preocupación por la religión de los candidatos se complica cuando se comparan algunas de las normas prevalentes en el mormonismo (representado por Romney) y el catolicismo (representado por su candidato vicepresidente Paul Clay). El catolicismo formula principios similares, como ética, castidad, adoración a las deidades, etc. Pero no permite la poligamia, y el sexto de sus Mandamientos condena drásticamente el sexo excepto con la intención de ordenar críos. Irónicamente, ambas registran grandes excepciones en las exigencias y tolerancias de sus respectivas doctrinas.

En resumen, ¿quién tiene más probabilidades de ganar el 6 de noviembre?

Es que, ¿vamos a especular?