El gran grueso de los deportistas españoles que han participado en los Juegos Olímpicos aterrizaron ayer en España, donde, pese al retraso acumulado de tres horas, fueron agasajados por los centenares de aficionados que les esperaban en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Uno de los primeros que aterrizó fue el piragüista Saúl Craviotto, oro en K2 200 metros junto a Cristian Toro y bronce en K1 100 metros en modalidad individual. Junto al catalán, los más aclamados fueron la taekwondista Eva Calvo (plata) y la cántabra Ruth Beitia (oro en salto de altura). No faltó David Cal, que acudió a recibir a este gran grupo de la delegación.

El sucesor gallego de Cal en el medallero, el lucense Cristian Toro, reconoció que estaba "muy nervioso" antes de la prueba porque se jugaban todo ese trabajo en muy poco tiempo. "Estoy asimilando, aún estoy en una nube. Los Juegos los empezamos con mucha ilusión, porque hemos trabajado muy duro. Hemos trabajado mucho, hemos puesto muchísimo esfuerzo y sentíamos que tenía que salir", destacó Toro.