La Asamblea General de Naciones Unidas exigió ayer por amplia mayoría al presidente de EE UU, Donald Trump, que retire el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, un día después de que el mandatario norteamericano amenazase con cortar los fondos de ayuda a aquellos países que respaldasen la moción.

En concreto, 128 de los 193 estados miembro de la ONU votaron a favor de la iniciativa, entre ellos España y el resto de países de la UE. Nueve delegaciones votaron en contra Guatemala, Honduras, Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo, alineándose con Estados Unidos e Israel, incluidos EE UU e Israel, mientras que 35 se abstuvieron.

El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, se apresuró a celebrar lo que consideró "una victoria para Palestina". Los palestinos reclaman Jerusalén Oriental como capital de un futuro Estado que debería erigirse sobre las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días, de 1967.

La pasada semana, EE UU vetó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en la que se le pedía por unanimidad que diese marcha atrás sobre Jerusalén. Ayer, su embajadora ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, advirtió que "Estados Unidos recordará el día en el que fue elegido para ser atacado por ejercer sus derechos como nación soberana".

Haley insistió en que EE.UU. "recordará" el voto la próxima vez que un país le pida apoyo financiero o político o cuando se le vuelva a reclamar que sea el principal contribuyente al presupuesto de Naciones Unidas.

"Estados Unidos va a situar su embajada en Jerusalén. Eso es lo que los estadounidenses quieren que hagamos. Y es la decisión correcta. Ningún voto en la ONU hará una diferencia", recalcó.