Rusia desplegó ayer una batería de misiles antiaéreos S-300 en Siria para defender su base naval en el puerto mediterráneo de Tartus, según el ministerio de Defensa ruso. "Este sistema está destinado a garantizar la seguridad de la base naval de Tartus y de los buques emplazados en la zona costera", dijo Ígor Konashénkov, portavoz militar.

El general ruso, quien hizo este anuncio después de que EE UU suspendiera el lunes el diálogo con Rusia para la búsqueda de un arreglo al conflicto, subrayó que "los S-300 son un sistema exclusivamente defensivo y no representan una amenaza para nadie". EE UU justificó su decisión por el mantenimiento de la ofensiva de Damasco y Moscú contra la zona rebelde de la ciudad de Alepo, donde los hospitales se han convertido en un objetivo privilegiado de la aviación. El lunes, el principal hospital de la ciudad quedó completamente destruido. Ayer, una veintena de personas perdió la vida en bombardeos gubernamentales.

Konashénkov expresó su sorpresa por que el despliegue de los S-300 haya tenido una inmediata repercusión en la prensa estadounidense, donde se señaló que esos misiles pueden interceptar cualquier ataque estadounidense contra Siria. La prensa estadounidense recordó que ni los yihadistas del Estado Islámico (EI) ni los del Frente al Nusra (Frente de la Conquista del Levante) disponen de aviones que exijan el emplazamiento de esos sistemas antiaéreos.

El Ejército ruso ya desplegó en noviembre pasado misiles antiaéreos S-400 en el país árabe para proteger a sus aviones estacionados en la base aérea de Latakia. Recientemente, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, anunció que el único portaaviones de la Armada rusa, el "Almirante Kuznetsov", será destinado al Mediterráneo Oriental.

Al día siguiente de romper el diálogo con Rusia sobre Siria, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, aseguró que EE UU seguirá buscando un acuerdo de paz en Siria. Estados Unidos "no va a abandonar al pueblo sirio ni el proceso de paz", zanjó Kerry, mientras en la ONU se sigue buscando en paralelo una salida pacífica, mediante una resolución que, previsiblemente, chocará con una amenaza rusa de veto. Kerry denunció asimismo que solo Rusia y el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, impiden la entrega de ayuda en Siria.

"En mis conversaciones con las fuerzas de la oposición y los grupos armados que operan sobre el terreno, todos están de acuerdo en dejar pasar la ayuda humanitaria. Sigue faltando que Rusia y el régimen (sirio) lo permitan y lo garanticen", indicó Kerry.

En la ONU, Rusia restó posibilidades a un intento francés para que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe una resolución que exija un alto el fuego en Siria y que busca especialmente detener la matanza que afecta a la ciudad de Alepo. "Si la idea es movernos hacia un cese de hostilidades, la resolución solo con eso no funcionará", afirmó el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin,