Vejjajiva, líder del Partido Demócrata y elegido primer ministro hace dos semanas por el Parlamento, tuvo que pronunciar su discurso de casi dos horas de duración, en un salón del Ministerio de Asuntos Exteriores, para de esa forma poder comenzar a administrar el país de forma oficial, como establece la Constitución.

En el exterior del Ministerio, situado a escasa distancia del Parlamento, unos dos millares de manifestantes de la llamada Alianza Democrática contra la Dictadura, continuaron exigiendo la disolución del Legislativo y la celebración de elecciones anticipadas, mientras eran vigilados por cientos de miembros de las fuerzas de seguridad.

Los manifestantes, conocidos como los "camisetas rojas" por el color de las prendas que visten, son los partidarios del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto por los militares en el golpe de Estado de septiembre de 2006 y prófugo de la justicia tailandesa desde que hace dos meses fuera condenado a dos años de cárcel por un delito de abuso de poder.

En su discurso, Vejjjajiva, de 44 años y jurista formado en la Universidad de Oxford, se comprometió a trabajar para cerrar la brecha política que mantiene a Tailandia inmersa en una profunda crisis política por la que ya han pasado cuatro jefes de Gobierno en un año, y que ha paralizado la maquinaria del Estado.

"El Gobierno se hace cargo de los asuntos cuando existe un conflicto, que debilita al país", dijo el primer ministro durante el discurso que fue retransmitido por el canal estatal de televisión.

La llegada al cargo de Vejjajiva, el máximo dirigente de la formación política más veterana del país, puso, aparentemente, fin a seis meses de continuas protestas callejeras por parte de la Alianza del Pueblo para la Democracia, organizadora de la toma de los dos aeropuertos capitalinos, a finales del pasado noviembre.

La ocupación de las terminales aeroportuarias por espacio de ocho días causó la caída en picado del turismo, una de las principales fuentes de ingresos del país, con lo que empeoró la ya maltrecha economía cuando notaba los efectos del descenso de las exportaciones y de la recesión mundial.

"Los conflictos políticos que se han expandido por la sociedad civil pueden provocar que la economía, y también el turismo, entren en recesión si no se adoptan rápidamente acciones para recobrar la confianza de los inversores y turistas extranjeros", apuntó el nuevo primer ministro tailandés.

Tailandia continúa fuertemente dividida entre los seguidores del ex mandatario Shinawatra y los partidarios de otro sector del poder del que forman parte oficiales del Ejército, burócratas, y tailandeses bien conectados con la nobleza.

A primeras horas de la mañana, representantes del Ejecutivo reanudaron las negociaciones con los líderes de la protesta con la finalidad de conseguir que los manifestantes abrieran un corredor que permitiese el acceso de los diputados al Parlamento, después de que el día anterior no alcanzaran un acuerdo.

"El Gobierno ha intentado exponer su discurso político, pero como los manifestantes lo han impedido se ha decidido que sea en el Ministerio, lo cual es legal según ha confirmado el Parlamento", declaró a la prensa el ministro de Información, Satit Wonghnongtaey.

Los seguidores de Shinawatra consideran que el Gobierno del actual primer ministro carece de legitimidad por haber llegado al poder tras la inhabilitación de su antecesor, Somchai Wongsawat, que sí era de su agrado.

La inhabilitación de Wongsawat y la disolución del Partido del Poder del Pueblo propiciaron el final de las manifestaciones de los seguidores de la Alianza Popular para la Democracia, cuyo objetivo era expulsar del Ejecutivo a los seguidores de Shinawatra, exiliado en Dubai.

La llegada al poder de Vejjajiva, el tercer jefe de Gobierno en apenas cuatro meses, fue bien vista por el influyente ex primer ministro Prem Tinsulanonda, primer consejero del Rey Bhumibol Adulyadej.