Carlos G. Machuca / Santiago

Más de mil vecinos vecinos, unos 1.500 según cálculos de la organización, se manifestaron ayer por la mañana en Santiago de Compostela y reclamaron ante el edificio de la Xunta en San Caetano, primero, y en la Praza das Praterías y la catedral, después, que las administraciones central y autonómica cumplan sus compromisos con Vigo. La orden del pasado 19 de enero que mantiene paralizada la tramitación del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM), el retraso en la llegada del AVE, los problemas en la sanidad y las carencias que padecen infraestructuras como el aeropuerto o el segundo cinturón centraron las demandas de los participantes en la protesta, que se desplazaron a la capital gallega en 18 autobuses y, también, en trenes y vehículos particulares.

Los manifestantes, convocados por la Federación de Asociaciones Vecinales "Eduardo Chao", partieron hacia Santiago muy temprano desde distintos barrios y parroquias de la ciudad. Con gran puntualidad sobre el horario previsto, a las 10.30 horas ya estaban coreando sus consignas y luciendo sus pancartas ante una fuertemente custodiada puerta del edificio central de la Xunta. Los policías autonómicos sólo permitieron la entrada al interior del inmueble, para que entregaran otros 1.000 recursos contra el bloqueo del PGOM, a los representantes de cada una de las asociaciones presentes en la marcha. Uno a uno, presidentes y directivos de los distintos colectivos entregaron a funcionarios de un registro provisional habilitado en la entrada sus alegaciones a la orden de Política Territorial del 19 de enero.

Mientras esto ocurría, los manifestantes, amparados por paraguas que les protegían del chaparrón que caía en esos momentos, gritaban toda clase de lemas contra lo que, consideran, es un "trato injusto" de las administraciones autonómica y central hacia Vigo y sus ciudadanos.

Ante la sede institucional, los concentrados escucharon bajo la lluvia el "Manifiesto por Vigo" redactado por el movimiento vecinal, en el que se reivindicaba el cumplimiento de los acuerdos adquiridos con la ciudad: un PGOM "que cuente con el rural"; un AVE lleno de "rápidas realidades"; un aeropuerto "que crezca acorde con sus cifras"; nuevos viales; un área metropolitana "que facilite la movilidad y el transporte entre sus habitantes"; reformas en el segundo cinturón; la mejora de la situación sanitaria; y un compromiso con los más pobres, entre otros.

Una vez entregadas todas las reclamaciones por escrito y leído el manifiesto, la marcha vecinal se encaminó hacia la catedral, tomando primero la Praza das Praterías -y no la Quintana, más amplia, como estaba inicialmente previsto-, para desplegar sus pancartas y seguir lanzando sus consignas.

Rebasado el mediodía, buena parte de los concentrados asistieron a la misa del peregrino, durante la cual la presidenta del movimiento vecinal, Elena González, ofreció al Apóstol un escudo de la ciudad realizado con flores; y el secretario del colectivo Xosé Couñago se dirigió a los fieles para explicar que estaban allí como "peregrinos en busca de justicia". Tras la celebración religiosa, el regreso a Vigo se produjo de forma ordenada y la jornada se cerró sin incidencias.