Psicólogos y psiquiatras amplían sin cesar la lista de dependencias (un modo, a fin de cuentas, de ampliar negocio): adicción a la droga, al tabaco, al juego, al trabajo, al sexo, al riesgo, al móvil, al deporte, a internet, etcétera. Y, sin embargo, hasta ahora se olvidan de una de las que más penalizan la salud de personas y entes, que es la adicción al polvo de estrellas. El polvo de estrellas es una sustancia de naturaleza etérea, refulgente y deslumbrante, que se genera y expande cuando algo o alguien es objeto de adoración por el gran público. El vicioso se acerca, lo inhala, y el dichoso polvo le produce un efecto euforizante, de corta duración, que incluso le vuelve luminoso un tiempo. Quien cae en la adicción puede pasarse la vida buscando polvo de estrellas para tener un «subidón» cada vez mayor. Todo lo demás pasa a segundo plano y ya no cuenta.