Mañana es el día. Miles de vigueses sentados frente al televisor, rodeados de décimos de Lotería de Navidad y con el champán enfriando en la nevera. Mientras, los niños de San Ildefonso recitando uno a uno los números y premios que van soltando las dos grandes bolas del Teatro Real. Y en su cabeza la única duda de qué hacer si les toca el "Gordo". La gran mayoría piensa en tapar los típicos agujeros del día a día, pagar la hipoteca o compartir con sus seres queridos una parte del premio. Otros, más ambiciosos, sueñan con irse de viaje a rincones inhóspitos, comprarse un coche de alta gama o adentrarse en el mundo marítimo con su primer barco de recreo.

"Si me toca me voy seis meses al Caribe. Haría la maleta y cogería el primer avión que saliese para allí". Iago Ríos lo tiene claro, y es que el premio le ayudaría a hacer realidad uno de sus sueños. "Siempre quise conocer Punta Cana y con el dinero podría cumplirlo ya mismo", asegura. Son muchos los vigueses que invertirían una parte de sus ganancias en un viaje. Lo que cambia son los destinos escogidos. María Ángeles Castro y Manuel Pérez se irían al sur de Francia o a Italia. "Son dos zonas que nos apetece mucho visitar", confiesan. Eduardo García, por su parte, confirma que daría una vuelta al mundo. "Me encantaría conocer otras culturas", apunta.

Pero no todos los poseedores de un décimo se marcharían de la ciudad. Algunos, incluso, comprarían otra propiedad. Es el caso de Marisol Morgade, que sumaría una segunda vivienda para pasar los fines de semana. "Es algo que siempre quise tener y que por unas circunstancias u otras nunca he podido conseguir", señala. Ella es participante habitual del Sorteo de Navidad. "Juego con ilusión, pero también influye el remordimiento de que otros allegados reciban un premio mientras tu te quedas con las manos vacías", añade.

También están los que intentarían hacer de todo. "Si me llega el dinero pagaría mi hipoteca, me iría de viaje con mi hija y me compraría una pequeña casa a las afueras", sentencia Dolores Graña, que ayer compraba cuatro décimos de una tacada. "Este año he jugado mucho así que espero tener suerte", apostilla.

Algunos de los afortunados con dos residencias darán un impulso a alguna de ellas. "Vengo a comprar un décimo porque me lo pidió mi padre. Nosotros no somos de grandes despilfarros, pero gastaríamos el dinero en reformar la casa de nuestra aldea. No necesitamos viajes ni coches", reconoce Íñigo Blanco.

Otros sí que apuestan por los automóviles. Y no por los más baratos. "No sé si un Ferrari, un Porsche o un Lamborghini, pero sí conduciría uno de ese tipo", apunta Mario Fernández, que tampoco descarta otro tipo de vehículos. "Incluso me podría animar a tener un barquito si algún amigo se suma", comenta.

Al otro lado del mostrador les atienden sus loteros de toda la vida. Porque el del "Gordo" no es un sorteo más. "Vienen los clientes de todas las semanas porque es una cita familiar", reconoce Alejandro González, propietario de Mi Bar, que lleva dando premios el 22 de diciembre cuatro años seguidos. "Ojalá toque el décimo que tenemos más repartido porque la Navidad es para eso, para compartir con tus seres queridos", apunta Raquel Vázquez, dueña de una administración en O Calvario.

Marisol Morgade | Jugadora

"Siempre quise una segunda residencia"

Eduardo García | Jugador

"Daría la vuelta al mundo para ver otras culturas"

Dolores Graña | Jugadora

"Viajaría con mi hija y compraría otra casa"

Íñigo Blanco | Jugador

"No necesitamos ni coches ni grandes viajes"

Alejandro Glez | Lotero

"El Sorteo de Navidad es una cita familiar"

Iago Ríos | Jugador

"Podría cumplir mi sueño de ir a Punta Cana"

Ángeles Castro | Jugadora

"Nos apetece visitar el sur de Francia e Italia"

Raquel Vázquez | Lotera

"Ojalá toque el décimo que esté más repartido"