El campus se apaga cada viernes tras la última clase del día y no recupera la actividad frenética hasta que sus inquilinos habituales regresan el lunes por la mañana tras un fin de semana alejados de As Lagoas-Marcosende. Y la sensación de hallarse en un páramo es todavía mayor durante las vacaciones de verano. El trabajo en los laboratorios de las facultades, los centros de investigación y las empresas radicadas en Citexvi, así como las zonas deportivas, contribuyen a insuflar algo de vida fuera del horario académico, pero la ciudad universitaria sigue viviendo en el 40 aniversario de su fundación "desconectada de la realidad de Vigo".

Lo atestigua Fernando Agrasar, director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de A Coruña (Etsac) y autor de varios libros sobre la construcción y urbanización del campus. Para él, el futuro pasa por fusionar los usos académicos con más centros de I+D y empresas, además de espacios residenciales o sanitarios.

"Hay muchas oportunidades para su desarrollo. Cuando Vigo y A Coruña se segregaron de Santiago en los años 90 las expectativas demográficas eran otras, pero la población universitaria ha ido cayendo y sabemos que los campus ya no pueden seguir creciendo en cantidad, sino en calidad. Las grandes universidades públicas tienen ahora otras estrategias y el contacto de Vigo con el tejido empresarial es muy notable", destaca.

"Las soluciones más interesantes pasan por la mezcla de usos para que los espacios se utilicen mañana, tarde y noche durante el verano y en invierno. No es fácil y requiere altura de miras e inversión. Cuando uno llega al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) lo primero que se encuentra son edificios de grandes compañías de todo el mundo en los que se desarrolla y financia investigación. Eso es el futuro", añade el arquitecto vigués.

Fueron motivaciones políticas las que alejaron en los 60 y 70 a las universidades de los centros urbanos con la intención de aislarlos de las protestas estudiantiles: "Y esto generó el problema, no exclusivo de Vigo, de no conseguir esa interacción".

Agrasar ve "lógico" que la institución vaya a construir una sede en O Berbés: "La importancia para una ciudad de contar con una universidad no solo se mide en términos cuantitativos, de estudiantes y profesores, sino que tiene una potencia realmente muy notable. Contar con un edificio en el Casco Vello es una manifestación de un problema heredado al que se ha intentado dar solución".

Y esa desconexión también se traslada a la vida interna del campus. Agrasar destaca los ejemplos arquitectónicos "de calidad notable" que se han construido desde que Pernas diseñó el antiguo Colegio Universitario de Vigo (CUVI) pero que siguen sin conseguir la cohesión de todo el conjunto. "La financiación pública no ha sido constante pero casi siempre se apostó por intervenciones de mucha intensidad, con un valor y una intención como las de Noguerol y Díaz, Penela o Miralles", celebra.

"El campus es un ejemplo de cómo intentar resolver los problemas desde el diseño más que desde una planificación o una respuesta global. El proyecto de Miralles tiene el sentido de centro urbano, pero ningún edificio puede ser la solución por sí solo. Y Mendes da Rocha no entendió, por un problema cultural, la naturaleza rural y la adaptación al entorno más adecuada. Su planteamiento de pasarelas era excesivo y autosuficiente de la topografía y el paisaje", opina.

"Cada facultad mira hacia sí misma, no hay conexión y Miralles con un proyecto muy acertado, cosió en el suelo. Da Rocha proponía hacerlo en el aire, pero su macroescala quizá no se adaptaba a las expectativas de demanda de la Universidad", comenta en la misma línea el arquitecto vigués José Luis Varela Alén, que desarrolla una tesis sobre Pernas.

Agrasar y Varela coinciden en la oportuna conservación del antiguo CUVI, un mantenimiento que el primero extiende también al resto de inmuebles: "La Universidad hace un esfuerzo importante y, si continúa así, el campus adquirirá un valor muy importante en unos años como ejemplo de la arquitectura que se hacía a principios del siglo XXI".