| No fue el sol del verano, sino de primavera el que acarició ayer las vetustas piedras de la Casa da Cultura Galega en Vigo. Dentro de sus muros, a las ocho de la tarde, personalidades de la cultura y política -entre ellas, el regidor vigués- se unían para dar un homenaje a Carlos Casares (1941-2002). Entre el público, resonaban frases y personajes de sus libros, de obras como O sol do verán, Deus sentado nun sillón azul, Xoguetes para un tempo prohibido... El tributo lo brindó la Fundación Penzol que convirtió la presentación del último número de la revista Grial -dedicado al que fue presidente del Consello da Cultura Galega- en una loa a una persona irrepetible que, en vida, luchó por el gallego y Galicia.