La catedrática Esther Pillado es, junto a Francisca Fariña, coordinadora del servicio de mediación. La valoración de los 4 primeros años de funcionamiento es "muy positiva". "Poco a poco se va avanzando", afirma, apuntando que una de las dificultades que ven es el "desconocimiento" que hay entre la ciudadanía de en qué consiste el proceso: "Nuestro problema es lograr que la gente vaya a la sesión informativa; nos falta capacidad de divulgación de qué es la mediación".

El servicio es fruto de un convenio entre Consejo General del Poder Judicial, Universidad de Vigo y Xunta - que lo financia-. Blanca Otero es la jurista de la oficina y Nuria González, la psicóloga. Ambas destacan el problema de la falta de asistencia a las sesiones informativas -en otros países es obligatorio ir- y que en otros casos en que el proceso no sale adelante la clave es la "mala relación" de los excónyuges. "Son conflictos enquistados y prefieren delegar en el juez", dice Otero. Pillado dice que la mediación ayuda a restablecer la comunicación entre las partes. "Cuando se llega a acuerdo, éste se suele cumplir; y si no se alcanza, al menos el proceso judicial es más fluido".

A bogados como Ernesto Armado recomiendan el servicio: "Debería ser un paso previo obligatorio al proceso judicial, sobre todo en casos en los que hay menores".