Las urgencias del Álvaro Cunqueiro recuperaron ayer la normalidad, después de que el lunes registraran un pico de demanda que las colapsó. Según fuentes del Sergas atendieron a 435 pacientes. Son casi un centenar más de los que de media suele atender. En porcentaje, un 28%. Pero es que, además, el Sergas destaca que la entrada de la mayor parte de estas personas se concentró en pocas horas de la tarde, algo que califica de "inaudito". El resultado es que el hospital fue incapaz de asumirlo y la atención se demoró una media de cuatro horas en enfermos que, según su gravedad y los protocolos, debían ser atendidos en una.

La Dirección del área sanitaria destaca que el servicio contaba con los 13 profesionales que habitualmente hay en el turno de tarde. Para acomodar a la gente, tomó la decisión de abrir la sala preingreso, que usan para albergar a la gente que está pendiente de una cama en planta. Asevera que había camas disponibles en el complejo.

Este última dato contrasta con las informaciones facilitadas por trabajadores, que indican que la sala de preingresos amaneció "abarrotada", con catorce personas pendientes de ingresar y once de ellos sin cama asignada -es decir, que el hospital no dispone de ninguna libre adecuada a su patología-. El Sergas garantiza que, a última hora de la mañana, solo quedaban cinco, pero todos con un sitio asignado en planta

Dos tercios de los 435 pacientes llegaron a las urgencias del hospital pasadas las 15 horas y se acumularon con los que llevaban esperando desde la mañana. De ahí que, sufriera un importante colapso e, incluso, se quedara sin camillas para atender a los pacientes en los boxes.

El personal tuvo que asistir a muchos sentados en sillas de ruedas, que se colocaban en pasillos, o alojar a dos enfermos en el mismo box. Uno de los motivos de la mayor afluencia al servicio pudo deberse a que médicos de los centros de salud se cogieron el puente festivo y, ante la falta de sustitutos, muchos pacientes fueron derivados al hospital.

El sindicato Sagap denuncia la "sobrecarga" del servicio que, desde un principio, ha criticado como "mal dimensionado".