En solo tres décadas, la pequeña aldea de Shenzhen se ha convertido en una megalópolis de 15 millones de habitantes en la que se fabrican buena parte de los móviles que se utilizan en todo el planeta. La "Silicon Valley" de Asia, como ya se le conoce, alberga los cuarteles generales de gigantes electrónicos como Huawei y ZTE y también constituye uno de los puertos más grandes del mundo en tráfico de contenedores.

Este bestial crecimiento ha dejado en la ribera industrial "reliquias" como la fábrica de vidrio de Guandong, una de las factorías más grandes de la ciudad, cerrada en 2009. Cuatro años después, un equipo internacional liderado por el estudio chino O-Office la reconvirtió en una enorme instalación de casi 3.000 m2 para la exhibición y creación cultural durante la quinta Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Shenzhen.

Bajo el nombre de "Fábrica de Valor", los arquitectos apenas intervinieron en sus grandiosos espacios para, según sus propias palabras, "no despertar al fantasma industrial dormido". El diseño aprovecha la monumentalidad de algunos volúmenes como la Sala de Máquinas, que recuerda la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres, y en otras salas de menor dimensión se ubicaron salas de exposición y espacios para acoger seminarios, talleres y conferencias.

Antes de encargarse de este proyecto, el estudio O-Office ya había rehabilitado un silo de una fábrica de cerverza.