Los responsables de la rehabilitación del "Silo de Zwarte", en la ciudad holandesa de Deventer, aplicaron el concepto gastronómico food truck al viejo almacén cerrado de hormigón para crear un animado centro de restauración trasparente que se ha convertido en un icono de la zona portuaria capaz de atraer gente y dotarla de vitalidad.

La obra, concluida hace menos de un año, fue un encargo de la fundación BOEi, especializada en recuperar el patrimonio industrial, al estudio Wenink Holtkamp.

Sus responsables apostaron por conservar el tono oscuro distintivo del silo, cuya capa exterior fue tratada con grava fina para evitar la humedad, así como el aspecto crudo y tosco de sus espacios interiores. Abrieron un una línea de 9 metros para que los usuarios disfruten del exterior y diseñaron ventanas y puertas con marcos de acero para preservar el carácter industrial.

Además de recuperar el silo, que fue construido en 1923 para depositar hasta 1.500 toneladas de grano, los arquitectos rehabilitaron otros dos volúmenes bajos que acogían un almacén de sal y las oficinas. Tras la reforma, contienen más puestos de comida y un bar, además de un espacio polivalente para eventos.

El complejo, bautizado como FoodDock, es un lugar para los vendedores ambulantes de comida dentro de una tendencia gastronómica que triunfa en Europa y que va unida a la sostenibilidad y la creatividad.