Esta misma semana la Audiencia viguesa dejaba visto para sentencia un juicio contra 8 acusados de simular un accidente. Y con cierta frecuencia en esta sala de vistas o en las de los juzgados de lo Penal se celebran más procesos por fraudes al seguro. Pero, según abogados que representan a aseguradoras, los casos que llegan a juicio son solo una mínima parte de los que levantan las sospechas de las compañías. "Hay mucho fraude y mucha connivencia; lo difícil es conseguir pruebas evidentes y manifiestas para demostrar el delito", afirma el letrado Jaime Carrera, que señala que para ello resulta vital contar con informes de reconstrucción de accidentes que evidencien el amaño en los mismos, así como periciales médicas sobre la inconsistencia de las lesiones.

Otros abogados, como Pablo Ulfe o Carlos Borrás, también coinciden en lo "complicado" que resulta poner de manifiesto que o bien el accidente es inexistente o fue "deliberadamente buscado", como es el caso de los provocados por los que se conocen como "rotonderos". Las compañías contratan con frecuencia a detectives privados para indagar en choques sospechosos. Unos profesionales que muchas veces recurren a redes sociales como Facebook en busca de "vínculos" entre los implicados en estos siniestros.