La señal del inicio de la Navidad no es otra que el encendido del alumbrado público. Miles de arcos luminosos en 229 y un gigantesco abeto en Porta Sol definen la ornamentación navideña de la ciudad. Este año es uno de los más especiales en cuanto a adornos y motivos varios. El número de luces y bombillas es "sideral", como reconocía el propio alcalde olívico, Abel Caballero, ya que se han colocado un total de 2,5 millones. Una multitud colapsó ayer el corazón de la ciudad para para no perderse todo un espectáculo de luz y color.

Los comerciantes ansiaban este día El alumbrado aumenta el interés de la gente por salir de sus casas y se animen a comprar. "Se nota muchísimo si hay luces . Ves al doble de gente por la calle, está más contenta y siempre tienes más posibilidades de que entren en tu local", dice Pilar Expósito, encargada de una tienda en Príncipe.

Esta es la arteria principal del comercio. Y por ello una de las más mimadas. Los comerciantes están "muy satisfechos" con la metamorfosis de la ciudad en el periodo navideño. "Hay gente que entiende que esto es algo exagerado, que no hace falta ni son necesarias tantas luces, pero yo pienso todo lo contrario. Para nosotros esto es una maravilla", relata Beatriz Fraga, encargada de otro negocio.

Pero no solo en los comercios se nota esta mayor presencia de clientes, en hostelería, bares y restaurantes, también las prefieren encendidas. "La gente está contenta y a todos nos gusta ver las calles bonitas e iluminadas, por eso cuando se encienden para nosotros como comerciantes es una alegría. El año pasado hubo un aumento importante del consumo. Si este año todavía hay mucho más, imagínate, encantados estamos", comenta Manuel Acevedo, responsable de una cafetería de Plaza Princesa.

Si el Casco Vello resplandece, el gran símbolo de esta época festiva es el gran abeto colocado en Porta do Sol, de 27 metros de altura, alumbrado con lámparas de bajo consumo. Ayer una multitud asistió al encendido del árbol y fueron los primeros en colarse en su interior.

Miles de personas hacen cola para entrar al árbol de Navidad // JOSÉ LORES

El joven Roberto García no es un gran aficionado a los adornos, pero reconoce que vuelven más bonita a la ciudad y animan a la gente. "Lo que menos me gusta es que igual unas calles están demasiado cargadas y otras más pobres. Igual había que compensar un poco", expone.

Antonia Blanco y Charo Hortas comparten está visión. "Estamos en Navidad, ¿no? Pues lo normal es que las calles estén iluminadas. Personalmente las prefiero así, con mucha vida, que no con un par de arcos mal puestos. Ir por la calle de tarde o de noche es mucho más alegre ahora", comentan.

Pero además de luces, compras, paseos y cañas y vinos con amigos y familiares, habrá hasta sesenta actuaciones de grupos en todas las zonas comerciales de la ciudad: rondallas, grupos folclóricos y mucha animación en las calles.

Un coro de niños entona la canción de 'We Will Rock You' // JOSÉ LORES