Sobre una mesa de laboratorio se mezclan dos líquidos dentro de un vaso. Se baten rápidamente y la magia de la química hace el resto. La mezcla aumenta su volumen como un bizcocho y se solidifica consiguiendo un sonoro ¡oooh! de todos los alumnos. Acaban de crear espuma de poliuretano. Este es uno de los experimentos que realizan los estudiantes que pasan por la Semana de la Ciencia que se celebra estos días en la Escuela Técnica Superior de Minas. El objetivo del evento es abrir las puertas de la Universidad y la ciencia a unos mil jóvenes.

¿De qué manera explicar ciertas nociones a adolescentes, como el escaneado de imágenes con una cámara termográfica, como la empleada en los estudios de eficiencia térmica de edificaciones? O ¿cómo contar las propiedades asociadas a materiales como el Silly Putty?, una especia de plastilina de silicona que reacciona al contrario de lo que se espera: cuanta más fuerza se ejerce sobre ella, menos se deforma. Todos esto lo consiguen los profesores y colaboradores que intervienen en las dos horas y medias en la que los alumnos interactúan con la ciencia. "Hay algunos muy interesados, que hacen muchas preguntas, pero otros vienen aquí casi por obligación", reconoce Jaime García, estudiante de último curso de Minas y uno de los coordinadores. "Pero según van viendo "los experimentos, sobre todo los explosivos, ves que se van implicando", cuenta. En la charla de materiales acaba de vivirse el momento que describe: un grupo de tres chicos muestra desinterés por las explicaciones, pero en cuanto los líquidos comienzan a convertirse en espuma se levantan para verlo más de cerca. Quieren ser los siguientes voluntarios.

Proyectos como la Semana de la Ciencia, que lleva celebrándose nueve años, buscan aproximar el papel de las ingenierías y la tecnología en la vida, no solo de los estudiantes, sino de la ciudadanía en su conjunto. Muchos de los chicos que vienen hasta aquí son estudiantes de Bachillerato científico; otros, pertenecen a los últimos cursos de la ESO. En este grupo de cuarto los alumnos aseguran que la experiencia les está sirviendo para descubrir qué hacen los ingenieros de minas. Califican las charlas de "interesantes" y destacan que pueden "ver y experimentar" lo que en clase solo conocen a través de la teoría.

Para que las charlas tengan éxito, es imprescindible captar su atención. "Intento enfocar el tema no a la parte teórica, sino a los aparejos y herramientas que no conocen o que han visto en la televisión. Les explico cómo se usa, por ejemplo, el escáner 3D o los drones, que les parecen muy novedosos", explica Óscar Iglesias, miembro de uno de los múltiples grupos investigación de la Universidad y docente en las charlas. Otra de las guías de este recorrido, Carla Iglesias, añade que "aquí se dan cuenta de que hay una gran cantidad de cosas relacionadas con la ciencia que están dentro de su vida cotidiana".

Una de los factores en los que más inciden los ingenieros para normalizar los estudios que realizan es el lenguaje. "Hay que simplificar bastante las explicaciones que damos y utilizar vocabulario que entiendan", apunta Carla. A cada palabra técnica le sigue una explicación de su significado y la consiguiente respuesta de los alumnos corroborando que lo han entendido.

Esta visita también sirve para resolver dudas. Carla afirma que muchos de los jóvenes "tienen, por ejemplo, algunas ideas de los explosivos por las películas o los videojuegos, así que preguntan muchas cosas e interesantes".

Promoción para la Escuela

Las jornadas lúdicas y didácticas funcionan además para promocionar los estudios de la Escuela de Minas. "Los chicos tienen una idea de qué va cada carrera, pero no saben en qué trabajan, por ejemplo los grupos de investigación, o se sorprenden al descubrir que al estudiar tal carrera puedes llegar a hacer ciertas cosas", cuenta Óscar. Así lo corroboran ellos al asegurar que gracias al evento están descubriendo qué hace realmente un ingeniero y la importancia de los trabajos que acometen, lo que les ayuda a saber hacia dónde orientar sus estudios.

"Al ver en qué trabajamos, que son cosas que nos rodean y que entienden no se les hace tan extraño", apunta Carla. Los alumnos finalizan las visitas con la sensación de que las ciencias no son tan "bicho raro". "Son cosas que puede entender cualquier persona", concluyen.