La adjudicación de la nueva sede de la Tesorería General de la Seguridad Social en García Barbón lleva tres meses bloqueada. El pasado 7 de agosto el Ministerio de Trabajo publicó la clasificación de ofertas económicas y anunciaba para "principios de otoño" el inicio de los trabajos de preparación de la parcela. Pero 95 jornadas después el proceso de licitación en la web estatal no registra ningún movimiento y desde Madrid se limitan a explicar que la obra "sigue pendiente de adjudicación". No hay fecha prevista para resolver el concurso público pese a que el pliego de cláusulas administrativas establece que "se utilizará como único criterio de adjudicación el del precio más bajo", sin entrar en otras consideraciones como las características del diseño o la reducción de plazos que oferten las constructoras.
Al margen del complejo de Vialia en Urzáiz que depende de la incorporación de un socio privado al proyecto, la unificación de todas las dependencias que el Ministerio de Trabajo tiene repartidas por la ciudad es la última gran inversión prevista por el Gobierno central con fondos propios en Vigo y lleva pendiente de ejecutarse desde hace exactamente diez años.
La actuación licitada por 16,4 millones de euros más IVA pareció coger rimpulso el pasado 20 de enero cuando después de lograr dos prórrogas en la licencia municipal y de afrontar peticiones formales de PSOE y BNG en el Congreso para reactivar la obra en La Metalúrgica la ministra Fátima Báñez anunciaba durante una visita a la fábrica de PSA de Balaídos su intención de ejecutar el proyecto en el presente mandato.
El anuncio fue acogido con optimismo por parte de los grupos municipales que veían cómo el proyecto salía del cajón tras cuatro años de parálisis. Pero las expectativas generadas a principios de año y el anuncio de Báñez de que se licitaría el proyecto "en las próximas semanas" se fueron apaciguando de forma progresiva. El gabinete del ministerio solicitó en abril una tercera prórroga a Urbanismo para no perder el dinero adelantado en 2011 para la obtención de la licencia argumentando "razones económicas de índole extraordinario".
"La obra está pendiente de que el Consejo de Ministros autorice el gasto" era la explicación ofrecida en primavera hasta que el Gobierno daba luz verde a la inversión la semana antes de las elecciones municipales.
El día 2 de junio se licitó el edificio proyectado en una superficie de 13.000 m2 distribuidos en dos sótanos y dos bloques en altura, uno de ellos con seis plantas orientado hacia García Barbón y otro más bajo de cuatro alturas con fachada hacia Serafín Avendaño.
La convocatoria tuvo una respuesta masiva y se presentaron al concurso valorado en 20 millones de euros casi todas las grandes constructoras del país, entre ellas 19 firmas gallegas que competían solas o en alianzas. El Ministerio de Trabajo registró un total de 57 ofertas que planteaban rebajas de hasta el 50% respecto al valor de la licitación. Un tercio de las propuestas incluían descuentos superiores al 35% que parecían allanar el camino para la rehabilitación de una parte de la finca de La Metalúrgica, pero reiterada la pregunta a Madrid, la respuesta es que "no hay ninguna novedad al respecto".
O la situación sufre un vuelco en las próximas semanas o el actual Gobierno central podría despedirse sin cumplir con uno de sus mayores compromisos con la ciudad y dejar el proyecto pendiente para el próximo mandato.
Once millones pagados hace una década por el solar
- El proyecto de la nueva Tesorería se viene arrastrando desde que en el año 2005 el Gobierno compró por 10,8 millones de euros parte del solar de La Metalúrgica que albergaba las antiguas cocheras de la Policía Nacional. En 2007 se puso por primera vez fecha a su inauguración para el año 2010, pero no fue hasta octubre de 2011 cuando se presentó el proyecto básico y Urbanismo otorgó licencia de derribo de las naves y la construcción del nuevo inmueble que albergaría a unos 200 funcionarios. Pero la actuación pasó más de cuatro años en suspenso hasta que en junio salía a licitación la obra con la que se rehabilitarían las naves ya desaparecidas que fueron utilizadas como parque de bomberos antes de acoger a los vehículos de la Policía Nacional. La historia de las naves arranca, no obstante, mucho antes. El ingeniero vigués José Barreras Massó solicitó la construcción una fábrica de estampado de hojalata para José Suárez Pumariega en 1900 y el edificio sufrió dos ampliaciones posteriores de manos de Jenaro de la Fuente y Francisco Castro. Solo se conserva en pie la monumental fachada y el solar lleva años comido por la maleza.
