Aqualia destapa cada mes una veintena de intentos de fraude al servicio municipal de abastecimiento. La concesionaria trabaja con una doble metodología para atajar estas fugas intencionadas: dispone de un equipo de tres inspectores que se encargan de verificar en el lugar cualquier incidencia sospechosa y, además, tiene a su disposición un grupo de trabajo específico para la búsqueda de conexiones ilegales a la red y que resultan más difíciles de localizar.
Con el apoyo de tecnología adquirida inicialmente para detectar caudales inefectivos en el subsuelo procedentes de averías o problemas de sellado en las canalizaciones, la empresa es capaz desde 2009 de detectar corrientes de agua en zonas donde no debieran estar y detrás de los cuales se encuentra muchas veces irregularidades de facturación.
Gracias al seguimiento que se viene realizando en los últimos seis años desde la sede de la calle Cantabria, el número de actas levantadas ha descendido un 8%. En los últimos tres años se ha actuado contra 881 fraudes frente a los 966 identificados en el primer trienio de funcionamiento de este nuevo sistema de control. En 2012 se localizó a 336 clientes que accedían a la red municipal de forma irregular, al año siguiente fueron 274 los casos destapados, y ya en 2014 las cifras de la empresa apuntan a 271 expedientes, la más baja desde 2009.
El 79% de las infracciones se corresponde con viviendas que tiene suministro de agua "sin que exista contrato alguno que lo regule". El segundo supuesto es el de usuarios que "hayan manipulado o alterado el registro del contador" para ahorrar en la factura, y le siguen las ya menos frecuentes "derivaciones de caudal antes de los equipos de medida" o casos en los que se utiliza el agua de la red para un uso distinto al contratado. Estarían en esta situación locales que teniendo suministro para uso doméstico, más económico, emplean el caudal para una actividad industrial, comercial, profesional o de servicios.
La red de distribución viguesa supera el millar de kilómetros y la detección de los puntos de fuga no es un trabajo sencillo. Las personas encargadas de la lectura de contadores controlan también posibles infracciones sobre el terreno y alertan al equipo de inspectores. Ellos son los encargados de verificar los posibles fraudes y levantar un acta para tramitar la multa administrativa en caso de que se confirmen las sospechas.
A la supervisión ocular y el seguimiento por vía telemática de cualquier caudal sospechoso se suma una tercera vía de actuación. Aqualia puso en marcha un equipo para la búsqueda de conexiones ilegales a la red de abastecimiento. Son las denominadas "tomas clandestinas", difíciles de localizar y cuya vigilancia se ha "intensificado" desde 2010. "Hay profesionales que se encargan del seguimiento y rastreo de este tipo de fraudes con equipos de tecnología avanzada", advierten desde la concesionaria, que el año pasado desmanteló 14 conexiones ilegales.
Son más frecuentes en zonas rurales, mientras que las infracciones por ausencia de contrato se concentran en áreas de nueva construcción donde de forma deliberada se retrasa el alta de las viviendas para no abonar el agua.
