Un elemento aceptado sin mayor importancia. La ciudadanía, tras conocer la sentencia del TSXG que revoca el derribo de la Cruz de O Castro, aprueba la continuidad del monumento en la ubicación que ocupa desde 1961. Esto se desprende de las respuestas de vigueses consultados ayer por FARO, que en su mayoría -tanto públicamente como en privado- acogen con satisfacción la sentencia del tribunal gallego, manifestando que la "simbología franquista" con la que nació el monumento forma parte del pasado.

"Nací con la cruz, soy de Vigo y no le doy más importancia de la que tiene, lo veo como un símbolo de O Castro, forma parte del paisaje", destaca Begoña Rodríguez, una opinión en la línea de Jorge Fernández, que añade: "Es una cruz, sin más, sé lo que tiene detrás pero hay que dejarlo atrás".

Satisfecho con la sentencia se muestra también José Veloso, de 70 años, que recuerda que la continuidad del monumento ya fue aprobada por el gobierno local de 1981. "Deberíamos aceptarla por el consenso del 81, se acordó que era un símbolo de la ciudad sin connotaciones, el debate no viene al caso", expone. Por su parte, otro septuagenario, Manuel Fontao, habla de que este tema "ya es agua pasada y no tiene el significado que tenía antes".

Son los más jóvenes los más contrariados por la decisión aunque, aun así, creen que es un debate secundario y que no forma parte de las preocupaciones de la gente. Es el caso de Silvia Comesaña, de 36 años, que considera que "no debería estar ahí pero que hay que respetar las opiniones de la justicia". Más contundente fue Edén Montenegro, de 24 años, que dice que "daña la memoria de algunas personas y que deberían tirarla". "Si antes era una cruz franquista, aunque le borren los símbolos, sigue siéndolo, representa eso", concluye.