El propietario de "Juno" comenzó a adiestrarla por pura curiosidad: "Un compañero de San Fernando (Cádiz), que también era dueño de un perro de aguas, me explicó las posibilidades de utilización de los animales en el sector policial y me interesó". Además, el entrenador es un amante de los animales. "Siempre he tenido mascotas y me gusta entrenarlas", añade.

En el proceso de aprendizaje de la perra surgieron dos grandes dificultades. En primer lugar, la escasez de cursos para guías caninos a nivel de Policía local. "La mayoría se hacen en la Guardia Civil, en el Ejército o en la Policía Nacional", explica el entrenador. En segundo lugar, la dificultad de acceso y centralización de las enseñanzas en Madrid. "Antes de conseguir la titulación de guía canino amaestré a "Juno" de forma autodidacta", relata. "Me recorrí toda España para progresar en su preparación", indica.

Todo el tiempo invertido en el perfeccionamiento de las cualidades "antidroga" de "Juno" fructificó con la presentación del proyecto de unidad canina por parte del guía hace cuatro años, que finalmente será aprobado en unos días.

Además de contar con "Juno", R.S. es dueño de otro perro, "Django", un pastor belga "malinois" de 7 meses, que ya inició su adiestramiento. "Se encuentra en proceso de socialización. Lo llevo a los parques, dejo que la gente lo toque y que se familiarice con todo tipo de ruidos", afirma.

R.S. hace hincapié en el trabajo físico y de obediencia, ya que "los perros desarrollan su labor durante 20 o 40 minutos" y es primordial que sea "efectiva y que dure lo máximo posible".