Entre propuestas llegadas de todo el mundo, la suya concitó el aplauso de un jurado integrado por destacados arquitectos chinos, españoles y gallegos. El diseño de Pablo Fernández y María Alonso para rescatar e incorporar La Panificadora a la ciudad recibió una mención honorífica y mil euros en el concurso internacional de la revista Future Arquitecturas, cuyo fallo se desveló en Vigo el viernes.

El certamen se planteaba como una reflexión en torno a esta joya del patrimonio industrial para jóvenes profesionales de hasta 35 años y, en su caso, era el primero al que concurrían tras acabar sus estudios en la escuela de A Coruña. De hecho, Pablo Fernández presentó su proyecto final de carrera sobre una bodega en O Ribeiro poco antes de ponerse a trabajar en la antigua fábrica de pan y María Alonso ultima el suyo sobre un campo de la fiesta y un centro cultural anexo en Vincios. "Solo nos habíamos presentado antes a algún concurso de la escuela, así que estamos muy contentos. El jurado tenía profesionales muy importantes y esto pesará bastante en nuestro currículo", comentan.

La Panificadora y sus silos "muy presentes en el perfil de la ciudad" siempre les habían "llamado la atención" y, cuando exploraron la parcela más de cerca para el proyecto, les impactó su aislamiento. "Es una bolsa muy cerrada. Hay espacios que se usan, pero no todo lo que se podría y tratamos de abrirlos para que fueran parte del tejido urbano y, al mismo tiempo, resolver las conexiones entre la plaza del Concello y Alfonso XII y del castillo de San Sebastián con la ciudad", explica Pablo Fernández.

"Lo más complejo fue el desnivel de 20 metros entre la plaza y el paseo", añade María Alonso sobre un proyecto que conserva la mayor parte de los edificios existentes y preserva su identidad fabril. Ésta es una de las principales diferencias frente a la idea ganadora presentada por arquitectos chinos y, en general, respecto a las propuestas asiáticas finalistas. Su falta de vinculación afectiva, como destacó el viernes Jesús Irisarri, les hace buscar soluciones menos conservadoras.

"Los silos son emblemáticos de la arquitectura industrial por eso consideramos muy importante conservarlos. La Panificadora es parte de la historia de Vigo, pero los chinos tienen una concepción totalmente diferente, sus espacios son más abiertos y grandes", opina María Alonso.

"En general, las propuestas españolas conservan más lo existente que las asiáticas. Ellos hacen un análisis diferente. Económicamente derribar ahora los edificios de La Panificadora sería un desperdicio porque las estructuras son aprovechables, pero al no ser tan consciente de la importancia histórica estás más despegado y eso te da más libertad", añade Pablo Fernández.

El diseño de este joven tándem profesional también respeta el skyline. "No queríamos obstaculizar la visión de los silos desde la plaza, buscábamos que se sigan viendo desde la calle Venezuela", explica ella.

El objetivo final es crear un nuevo espacio de vida, "un trocito más de ciudad", en el que se desarrolle la actividad diaria de los vigueses: "Hemos incluido todo tipo de usos. Los más públicos estarían en el borde de la plaza y los silos tendrían un uso comercial como centro de exposiciones para evitar perforarlos y modificar esta pieza emblemática. En la parte más cercana al Concello irían los nuevos volúmenes y también habría zonas para viviendas y residencias de estudiantes y para mayores. Se trata de darle vida".

Aunque el concurso solo es un ejercicio académico, ambos destacan la oportunidad que supone para que políticos y ciudadanos "contemplen posibles ideas y conozcan el patrimonio industrial".

Entre los seis finalistas también hay proyectos de un arquitecto de Vilagarcía y de alumnos de la escuela coruñesa, cuyo nivel reivindican: "Son años de carrera duros pero salimos con buena formación".

A ellos el premio les ha llegado en un momento en el que arrancan su vida profesional y no descartan salir del país dada la compleja situación del sector: "En principio buscaremos trabajo aquí, pero también sería interesante marcharse y enriquecerse con otras concepciones. No nos disgusta la idea".

Si se quedan, podrían estar llamados a participar en proyectos como el del Casco Vello, que consideran clave para rehabilitar las ciudades tras la abolición de la época de las obras faraónicas: "En Vigo los edificios realmente importantes se han conservado. La ciudad se recupera poco a poco y es importante que haya referentes como la Panificadora".