Una fiesta por todo lo alto. Así conmemoró ayer José Blas Gamallo sus cien años de vida en una celebración organizada por la Residencia Alvi-Beade, en la que estuvo arropado por su familia y en la que no faltó ni un solo detalle. Adornos en la sala, tarta, música, baile y el consabido "cumpleaños feliz" fueron los ingredientes principales de un evento que se prolongó hasta bien entrada la tarde.

Sentado junto a su familia, lo primero de lo que disfrutó José Blas fue de una proyección con fotografías. Imágenes suyas de joven, de su boda con su mujer -fallecida hace cinco años-, y de todo tipo de eventos familiares como enlaces matrimoniales, comuniones y bautizos. De fondo sonaban canciones como "Imagine", de John Lennon, o la banda sonora de la película de animación "Up". Un vídeo que emocionó al homenajeado y que acabó con imágenes de sus últimos cuatro cumpleaños.

A su término, una de las trabajadoras del centro, Elena Márquez, salió con la tarta presidida por las tres velas que formaban el número 100. Sonó el "cumpleaños feliz" cantado por sus compañeros de residencia, familiares y trabajadores del recinto cerrado con un gran aplauso y el apagado de las velas, que José Blas sopló con la ayuda de uno de sus bisnietos.

Pero antes, un deseo. "Que nos volvamos a ver en un año", expresó. Emocionado por la fiesta en su honor, aseguró sentirse "muy contento" de estar rodeado por su familia en un cumpleaños "especial" porque es consciente de que cien años "no se cumplen todos los días".

José Blas nació el 27 de noviembre de 1913 en Cerdedo y era cantero de profesión. La Guerra Civil le llevó a trabajar en el Valle de los Caídos aunque un accidente con un camión militar lo devolvió a casa. Tras unos años en Galicia, a finales de los años 40 decidió emigrar a Venezuela donde abrió una fábrica de adobe. Allí estuvo unos cinco años para regresar junto a su familia. Tuvo cinco hijos, Rubén, Raúl, Rocío, Neli y José. Rubén falleció de pequeño y Rocío tampoco sobrevivió a su padre pero cuenta con una familia muy unida integrada también por siete nietos y cuatro bisnietos.

Blas llegó a principios de los años 50 a Vigo y se estableció en Cataboi (Castrelos). Trabajó hasta su jubilación en el sector de la construcción. Amante del fútbol y seguidor del Real Club Celta y del Real Madrid, sus hijos también explican que siempre le gustó mucho caminar, afición que mantiene en la actualidad aunque ahora necesita un poco de ayuda porque empiezan a fallarle las piernas. "Salía por la mañana y por la tarde y andaba un quilómetro y medio o dos", apuntan sus familiares.

Desde hace poco más de dos meses vive en la Residencia Alvi Beade, junto a cerca de cincuenta mayores más, aunque ya acudía antes al recinto en su faceta de centro de día. Según comenta su cuidadora, Elena Márquez, es "muy caballeroso, educado y elegante". Además, le gusta participar en las actividades que organizan en el centro y juega al bingo, hace manualidades y acude al taller de cálculo y memoria. "Además de caminar, le gusta mucho escuchar las noticias cuando leo en alto el periódico", explica Márquez.

Precisamente ayer no dejó de recibir felicitaciones de sus compañeros de residencia. Y tras soplar las velas, merendó con apetito. Bocadillos, roscón o chocolate, además de la tarta, fueron algunas de las viandas con las que tanto José Blas como su familia y sus allegados disfrutaron en una tarde que no había hecho más que empezar.

La entrega de regalos, como ropa o una colonia, fue otro de los momentos centrales de una celebración que también tuvo su momento para bailar y para la realización de varias actividades festivas. Todo en una intensa jornada que se convirtió en la primera conmemoración de un cumpleaños centenario en la residencia de Beade. "Y ojalá lleguen muchos más", concluye Márquez.