La cara más positiva de las incesantes lluvias que registra la ciudad es la garantía de suministro de agua a la población que suponen. Los dos embalses que surten a la ciudad, Zamáns y Eiras, están al 100% de su capacidad desde el 11 de marzo, una fecha bastante madrugadora. En la última década, de media, no se alcanzaba esta situación hasta finales de abril y, lo habitual es que por estas fechas el nivel de las presas no superara el 86%. El exceso de agua en estos depósitos, que carecen de compuertas, se traduce en un rebosamiento continuo de las aguas desde hace dos semanas. Ahora que ya es primavera, está permitido que las presas se mantengan al 100% para atender las necesidades del verano. Sin embargo, en invierno, Vigo debe mantener estos embalses tres hectómetros cúbicos por debajo para que la infraestructura contribuya a contener las crecidas de ríos y consecuentes inundaciones provocadas por las fuertes precipitaciones. Así, según explica el concejal de Fomento, David Regades, en este año pluviométrico -desde octubre- ya se ha utilizado en dos ocasiones -en diciembre y en enero- el excepcional mecanismo de la válvula de fondo para aliviar agua. "Este año se ha utilizado mas veces y para dejar salir mayor caudal", añade.