Más de dos siglos después de que Vigo reconquistase su destino a manos de las tropas napoleónicas el alcalde, Abel Caballero, conminó ayer a una nueva gesta: "es tiempo de unidad y de poner por delante los intereses generales" para combatir "la crisis voraz y maligna que nos asola". Durante la entrega de los galardones de Vigueses Distinguidos el regidor insistió en la necesidad de trabajar con "altura de miras y horizontes amplios". "La crisis es un leviatán asolador que está calcinando el presente y el futuro", subrayó Caballero, para quien se perfilan "tiempos nuevos, de unidad y cooperación" contra una recesión "asesina y terca" de la que "no se adivina el final".

En una intervención salpicada de referencias económicas y políticas, el alcalde no olvidó los principales peligros que acechan a la ciudad. "Las ballenas de hierro ya no salen de los astilleros y los automóviles están siendo fabricados con mayor cadencia y en menor número", recordó el regidor. Su discurso tuvo palabras también para los parados o el sector de la pesca, "la base que aguanta la singladura". "Son tiempos de cooperación de administraciones, de todas las fuerzas políticas y con las instituciones privadas", expuso Caballero, una necesidad que planteó para "hacer entender a la nueva y vieja Europa que el Tax Lease es un paso de justicia" o que el Puerto de Vigo debe alcanzar la categoría de principal en la UE. "Todos juntos tenemos que decir que es el puerto europeo más importante de pesca, automóvil y granito", apostilló.

Su alegato, que rescató incluso versos del trovador Martín Códax, no olvidó tampoco el área metropolitana, "el espacio de referencia vigués". "Es tiempo de poner por delante los intereses generales y de anteponerlos a cualquier interés particular, por muy legítimo que pueda ser", argumentó el regidor ante un auditorio –en el Centro Cultural Novacaixagalicia– abarrotado por representantes de la vida social, política, cultural y económica de la urbe. "Tenemos fuerza, capacidad y tesón. Y tenemos que sumar la unidad. Unidad para la recuperación, unidad en Vigo, unidad de los territorios de la ría, que cantara Mendiño", lanzó Caballero, quien ve en la escultura de "los rederos" el mejor símbolo del "tesón", la "fuerza" y la "robustez" del pueblo olívico.

Las palabras de Caballero las siguieron de cerca los siete galardonados como Vigueses Distinguidos y el nuevo portador de la Medalla de la Ciudad. Entre ellos la asociación Alborada, primera en sumarse a la nómina de "ilustres" y que, a través de su presidenta, Ana Canoa Pérez, demostró el espíritu luchador de la ciudad. "Es un honor recibir este galardón"–arrancó Canoa– "que se concede a quienes en los años 80, cuando la problemática de la droga era todavía desconocida, pusieron en marcha la asociación". En el estrado le siguió el director de la Escuela Rosalía de Castro, Rafael Guitiérrez, quien expresó el "orgullo" del centro por ser distinguido en su 50 aniversario e hizo partícipe del premio a la fundadora de la escuela, Antía Cal. "Es un honor llevar la antorcha que prendió ella", concluyó. Precisamente la importancia de "la educación pública de calidad" fue lo que defendió otra de las galardonadas, la portavoz de Foanpas Bertila Fernández, que puso además en valor la labor "muchas veces callada y no visible" de las asociaciones de padres y madres.

Tras ellos la conductora del acto, la actriz Uxía Blanco, presentó a Fernando Landesa, hijo del "distinguido" Enrique Landesa por su "compromiso social" en la defensa de los vecinos de Coia y, de manera reseñable, en las movilizaciones por el parque da Bouza. "Animo a que sigan trabajando por una sociedad más justa", conminó el hijo del galardonado. También por su compromiso con la ciudad, y de manera especial de la villa de Bouzas, fue premiado Paulino Freire, Cofrade mayor del Santísimo Cristo de los Afligidos de Bouzas desde hace 30 años y que resaltó la necesidad de "conservar todas las identidades de quienes conformamos Vigo". "Feliz", aunque humilde, se mostró también el padre Carlos Olivares, fundador de la Misión del Silencio y protagonista en la cesión del albergue al Concello.

El séptimo "distinguido" fue el proyecto del picosatélite Xatcobeo, que ha consolidado el prestigio de la Universidad de Vigo. Alberto González, uno de los ingenieros que participaron en la iniciativa y encargado de recoger el galardón, expresó los deseos del equipo de que su hazaña sirva de ejemplo a otros investigadores "para que vean que innovar es posible". Al Xatcobeo –antes de que Borja Oubiña pronunciase su pregón– le siguió el premiado con la medalla de oro de la ciudad: el museo Quiñones de León, un "joyero", en palabras del cronista de la ciudad, Bernardo Vázquez. "Las aulas de arqueología del centro contienen una gran colección", certificó el actual director de la institución, José Ballesta, que tuvo palabras para sus predecesores.