La edad avanzada, la diabetes y los problemas cardiovasculares están íntimamente relacionados con la insuficiencia renal, una enfermedad creciente en nuestra sociedad y que ya afecta de forma crónica al 10% de los españoles. Los antibióticos en estos pacientes se comportan de un modo distinto al del resto de la población, lo que supone una problemática a la hora de combatir enfermedades o procesos infecciosos en su organismo. Ante esta situación, una licenciada en Farmacia del Meixoeiro, Marisol Ucha, se ha volcado en demostrar, a través de un exhaustivo estudio, los beneficios de la implicación del farmacéutico en el control del tratamiento antibiótico de cada enfermo renal ingresado mediante ajustes en la medicación: su estancia hospitalaria se reduce una media de dos días y el coste sanitario desciende unos 1.000 euros por usuario.

Esta importante reducción del gasto –una vez restado el coste de implantación del programa (salario del farmacéutico, etc.)– se debe principalmente al menor tiempo de hospitalización. La integración de los profesionales de Farmacia en el equipo asistencial del paciente (junto con médicos y enfermeros) repercute de forma positiva no solo en el impacto económico del sistema sanitario, sino también, y lo que es más importante, en la evolución clínica del enfermo, que sufre menos recaídas y reingresos, según revela la tesis doctoral de Marisol Ucha.

¿Cómo se logran estos resultados? Fundamentalmente realizando ajustes en el tratamiento, ya sea en la dosificación, cambios en la vía de administración o prevención de reacciones adversas y de interacciones con otros medicamentos. "Lo que ocurre es que el comportamiento de los fármacos en los pacientes con insuficiencia renal es diferente que en personas sin esta disfunción –la principal vía de eliminación de los antibióticos es a través de los riñones– y deben ajustarse de manera concreta en cada paciente", explica la autora del trabajo, que se ha basado en el seguimiento de 477 enfermos renales –ninguno de ellos con necesidad de diálisis– durante dieciocho meses en el Meixoeiro.

La tesis, que recibió la máxima calificación (Sobresaliente Cum Laude) tras defenderla la doctora Ucha Sanmartín ante el tribunal esta misma semana, incluyó a personas hospitalizadas de cualquier unidad médica o quirúrgica del hospital, salvo pacientes críticos y psiquiátricos.

Marisol Ucha –natural de Poio y con 29 años de edad– es licenciada en Farmacia por la Universidad de Santiago y Premio Fin de Carrera. Hace un año y medio finalizó la residencia y actualmente está contratada a través de un proyecto de la Fundación Biomédica del Complejo Hospitalario de Vigo (Chuvi) para integrar al farmacéutico en el equipo asistencial de Urgencias del Meixoeiro.

Todavía son pocos los servicios hospitalarios en los que la figura del profesional de Farmacia participa con un papel activo en el control terapéutico de los pacientes. "Se aplica en algunas unidades, y extenderlo a todas es la tendencia futura de cara al nuevo hospital, sobre todo", indica Ucha. "Lo más importante de la tesis es el diseño experimental", agrega, en alusión a la clara aplicación en la práctica clínica de su estudio. El trabajo ha sido dirigido por Mª Teresa Inaraja Bobo, farmacéutica especialista del Chuvi; y por África González Fernández, catedrática de Inmunología de la Universidad de Vigo.