Cuatro meses después de que le detectasen un cáncer de mama y a pesar de figurar con la máxima prioridad en las listas de espera desde junio, Yolanda García desconocía ayer cuándo pasará por quirófano. "Mi cáncer no espera. Las pruebas revelaron en abril que tengo tres calcificaciones y a lo largo de este tiempo el tumor pudo haber avanzado", explica.

La legislación establece que los casos calificados con "prioridad uno" –como el de García– "no admiten una demora superior a los 30 días". Pasado ese tiempo, reconocen fuentes expertas, "el proceso puede ser irreversible". García acudió al hospital Menxoeiro en abril tras notarse "una pequeña canica" en el pecho. Tras varias pruebas se le diagnosticó un cáncer de mama por el que permanece en lista de espera con "prioridad uno" desde el 17 de junio.

"Ahora me lo toco y noto una pelota. Incluso me duele cuando me acuesto sobre él", afirma la paciente. A la vista de la demora y de que "pasaba el mes de julio sin recibir ninguna llamada", García acudió al hospital Meixoeiro, donde le dijeron que "mi especialista estaba de vacaciones y los restantes se negaban a operar a pacientes que no fuesen suyos". Semanas más tarde, y tras interponer una reclamación ante el Defensor del Paciente, Inspección Médica le aseguró que los diagnosticados con su gravedad serían intervenidos en agosto. Desde entonces no ha obtenido respuesta.

Fuentes del Sergas aseguraron ayer a FARO que García será operada el jueves de la próxima semana."Probablemente la llamarán mañana o pasado para comunicárselo", confirmaron antes de asegurar que durante este tiempo se le han realizado pruebas para "determinar las características de su tumor". "La demora no ha sido por pasividad asistencial, sino porque hemos tenido que hacer pruebas complementarias para determinar el alcance de la dolencia. La operación no ha podido efectuarse antes porque hay pacientes con mayor urgencia", afirman desde el Sergas.

Aunque la legislación no "obliga" a que operaciones de este tipo se realicen en un máximo de 30 días, la Consellería de Sanidade se marcó como objetivo cumplir ese plazo. A finales de julio el departamento dirigido por Pilar Farjas presentó un balance que establece en 18 días la media de espera para los pacientes más graves –en 2010 el período era de 20,8 días y en 2009 de 38– y de 63,3 para los de "prioridad dos", cuya intervención se debe realizar, de manera "recomendable", "en un plazo inferior a 90 días". Expertos en legislación sanitaria advierten sin embargo de que esa lista excluye a los pacientes que se han negado a ser operados en un centro concertado. Otra matización es que solo se computa como "tiempo de espera" el período que transcurre desde que el paciente es incluido en la lista hasta que se opera, cuando en realidad, la espera comienza con el diagnóstico.

Las mismas fuentes aseguran que "no es extraño" que casos muy graves tarden más de 30 días en ser atendidos."Conozco la situación concreta de un paciente con alta prioridad que lleva esperando más de seis meses para ser operado", corroboran las mismas fuentes. En el caso de García la demora puede ocasionarle, además de las posibles repercusiones sobre su salud, la pérdida de su empleo.