Está en sus genes. Vigo ya era un gran puerto internacional entre los siglos VI y VII que importaba productos del norte de África y Oriente Medio y servía de enlace para la exportación de mercancías hacia aquellas lejanas tierras desde el Atlántico. A partir del análisis de millares de piezas de cerámica procedentes de doce yacimientos de la ciudad, entre ellos, la villa romana de Toralla, el arqueólogo Adolfo Fernández ha reconstruido las pujantes relaciones económicas que mantenía la ciudad durante la época tardoantigua.

"A pesar de no contar con una entidad política destacada, Vigo fue posiblemente el puerto más importante de esa época en todo el Atlántico. Hemos identificado materiales cerámicos procedentes de lo que hoy serían Chipre, Truquía o el norte de Siria, pero también las exportaciones marítimas de la zona atlántica hacia Oriente pasaban por aquí y, probablemente, entre ellas figuraban esclavos procedentes de los países nórdicos", apunta.

Los barcos llegaban al noroeste peninsular cargados de vino elaborado en los países orientales y con aceites y salazones del norte de África para regresar a sus puertos de origen con las bodegas llenas de metales –estaño, cobre, plata u oro en lingotes–, cuero y posiblemente algo más valioso. Los esclavos harían más rentable una travesía que se prolongaba varios meses y que solo podía realizarse durante una corta época del año.

Además de estudiar piezas de cerámica, Adolfo Fernández ha acudido a fuentes documentales de la época que no dejan constancia explícita de los esclavos –"A pesar de que hasta la Iglesia hacia intercambios, estaba mal visto y es complejo rastrearlos"–, pero sí de otras mercancías. "En los listados de aduanas de Alejandría hay menciones del comercio de estaño, cuya producción se concentraba en la fachada atlántica: Galicia, Francia y las islas británicas", destaca.

El trabajo realizado por este experto desde 2002 forma parte de una tesis doctoral que defenderá en los próximos meses en el campus de Ourense, donde ejerce como profesor y pertenece al Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Vigo (LAUV), el grupo dirigido por Fermín Pérez que realizó los trabajos de recuperación de la villa romana de la finca Mirambell, en Toralla.

Fernández desarrolló parte de sus estudios en el centro de arqueología mediterránea y africana de la Universidad de Provenza, perteneciente a la institución nacional francesa de investigación (CNRS) y de donde regresó el pasado febrero tras una estancia de algo más de dos años con una beca Barrié. "Fue clave para identificar el material. Los expertos extranjeros te pueden ayudar a identificar que en los yacimientos de Areal se han encontrado ollas producidas en Éfeso, a cinco mil kilómetros de Vigo", subraya.

También contó con la colaboraciónde del profesor de Génova Claudio Capelli, uno de los mayores especialistas en cerámica antigua, para constatar la presencia en nuestra ciudad de las únicas lucernas de Antioquía (hoy Turquía) halladas hasta el momento fuera de aquel territorio.

Para determinar su procedencia fueron claves los análisis petrográficos de cerámicas comunes realizados por los expertos italianos, los cuales revelaron la presencia de minerales de origen volcánico que solo se localizan en una determinada zona de producción. Estos resulados y un estudio realizado en los años setenta in situ sobre las lucernas de Antioquía constatan la exportación única de estas manufacturas a Vigo.