Al igual que a las personas, a los edificios la edad también les pasa factura. Técnicos de la Gerencia de Urbanismo y bomberos revisaron ayer por la mañana el edificio histórico conocido como "La Peineta" (construido en 1926 y proyectado por el arquitecto Jenaro de La Fuente) al desprenderse trozos de hormigón de la fachada y caer a la vía pública, tanto a Urzáiz como a Lepanto, puesto que el inmueble hace esquina entre ambos viales.

Debido a la altura del edificio, de cinco plantas, y a la necesidad de inspeccionar toda la estructura exterior e interior para descartar más desprendimientos u otras deficiencias, los bomberos tuvieron que desplegar su camión-escalera, lo que obligó a la Policía Local a cortar el carril que desciende Urzáiz en el tramo comprendido entre la bajada hacia la Estación de Renfe y Lepanto. Según fuentes policiales, la circulación se desvió a partir de las 10.40 horas y se prolongó durante una hora aproximadamente.

Hasta el lugar de los hechos también se desplazaron el concejal de Urbanismo, José Mariño, la arquitecta municipal y técnicos de la Gerencia para examinar el interior del inmueble, que alberga diez viviendas y oficinas. En un principio, parece que "no hay deficiencias estructurales", señaló el edil tras revisar la edificación. Desde bomberos coinciden en que "por dentro está bien".

Sin embargo, la fachada no goza de tan buena salud. Aparte de los trozos de hormigón que cayeron a la calle, los bomberos aseguran que desconcharon otras partes de la estructura con "riesgo de desprendimiento" por motivos de precaución. Por su parte, la Policía Local reguló el tráfico y acordonó y valló la zona para garantizar la seguridad de los viandantes. La actuación de los bomberos no requirió desalojar el edificio.

Oxidación

El propietario del inmueble, que presenció en todo momento la intervención, afirma que la edificación se sometió "hace un par de años" a la Inspección Técnica de Edificios (ITE) y justifica la caída de cascotes con la oxidación de las vigas de hierro, que "provoca que los morteros de la fachada se desplacen". "Estructuralmente la edificación está perfecta; la gravedad de lo que ha sucedido es la misma que si cayese una maceta de una ventana", defendió el dueño, quien señaló que "los vecinos ni se enteraron". Los residentes preguntados así lo confirmaron.

Según los bomberos, éstos ya acudieron al número 2 de la calle Lepanto el jueves por la tarde ante el aviso de desprendimiento. Al caer la noche, los efectivos no pudieron examinar a fondo el estado de la fachada y regresaron al lugar a primera hora de ayer para continuar con los trabajos. Junto con técnicos municipales, revisaron tanto el interior como el exterior de la edificación.

El Concello obliga a todos los inmuebles de más de treinta años a someterse a una inspección que acredite un buen estado, y en caso contrario, sus propietarios están obligados a subsanar las deficiencias para que así sea. Pero por el momento, los vigueses son aún reacios a pasar la ITE. Prueba de ello es que uno de cada cuatro edificaciones obligadas a pasar un examen por su antigüedad sigue sin revisarse. La Gerencia de Urbanismo ya ha iniciado procedimientos sancionadores contra los dueños infractores.