La población viguesa se estanca y crece a un ritmo muy inferior al de los municipios de su cinturón residencial. El padrón cerrado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) con fecha 1 de enero de 2008 reconoce a Vigo 295.703 habitantes, apenas mil más que el pasado año. El último recuento oficial sitúa a la ciudad a 4.300 censados de la barrera psicológica y financiera de los 300.000 vecinos, una cifra que le concedería un sustancial incremento en los fondos del Estado.

La ciudad olívica avanza, pero lo hace por debajo de la media del sur de la provincia, con dos concellos claramente destacados: Baiona, cuya población creció un 11 por ciento durante 2007, y Salvaterra do Miño, con un 4,3 por ciento. A lo largo del último año y pese a la llegada de familias inmigrantes a la ciudad, la población viguesa creció apenas un 0,31 por ciento, frente a las subidas de dos y tres puntos porcentuales que de media experimentaron los concellos limítrofes.

No es ninguna novedad. El censo de Vigo se mantiene sin grandes variaciones y en los últimos dos años apenas aumentó un 0,8 por ciento, pasando de los 293.255 vecinos que tenía reconocidos en 2007, al último balance de principios de este año y que recoge tan sólo 295.703. Sorprende más si cabe la cifra definitiva del INE para el último ejercicio, teniendo en cuenta que el avance del padrón entregado por el organismo estatal al Concello el pasado mes de junio contemplaba 297.815 habitantes, lo que supone dejar a la ciudad finalmente con 2.112 personas por debajo de las previsiones iniciales.

Vigo es en este caso la cruz del último padrón, mientras la cara amable la simbolizan ayuntamientos como Baiona, que ve disparada su población hasta los 11.976 vecinos; Porriño, que crece un 3,9 por ciento, o Soutomaior, que sube un 3,6 y se sitúa en los 6.537 empadronados. Un 2,5 por ciento gana también Gondomar, hasta alcanzar los 13.713 residentes fijos.

Excepciones

Caso excepcional en el padrón del sur de la provincia representa Fornelos de Montes, el único municipio de la mancomunidad que pierde vecinos, un total de 45, tras pasar de 2.036 a 1.991. También curiosa es la evolución del municipio de O Rosal, que por segundo año consecutivo repite censo y se queda con 6.402 residentes, siendo el único municipio del entorno de Vigo que se mantiene sin variación alguna.

Pese a ganar gente, los ayuntamientos que crecen de forma más modesta en el sur de Pontevedra son Pazos de Borbén, que sube en 33 vecinos, y Tui, que ganó 24 durante todo 2007.

Pese al estancamiento poblacional en favor de los municipios de la periferia, Vigo se consolida año a año como primera urbe gallega y comparte con A Coruña la problemática del éxodo a los municipios de su cinturón. La capital herculina se queda, según el Instituto Nacional de Estadística, con 245.164 habitantes a fecha de 1 de enero y un crecimiento interanual idéntico al de Vigo, un 0,31 por ciento con respecto al padrón del año anterior.

Algo más que A Coruña y Vigo creció en los últimos doce meses contabilizados por el INE la ciudad de Pontevedra, cuyo número de censados ascendió un 0,68 por ciento después de pasar 80.202 residentes a los 20.749 actuales.

Una cifra que incrementaría la recepción de fondos estatales

Alcanzar o no los 300.000 habitantes es algo más que llegar a un número redondo. Sumar esta cantidad provocaría, entre otras cosas, que los fondos estatales que reciben las arcas municipales cada año subieran unos 600.000 euros. Además, la corporación tendría dos ediles más y pasaría de 27 a 29 concejales. De ahí viene el objetivo de todos los alcaldes que han pasado por el sillón de mando olívico por conseguir esta mágica cifra y defender que, en la realidad, Vigo contabiliza estos vecinos pese a lo que registran los censos oficiales de población. Y como ejemplos ponen los abonados al servicio de Aqualia (310.000) o las tarjetas emitidas por el Sergas (315.000).

De esta manera, ya en 2005 los datos municipales apuntaban a que el ayuntamiento vigués contaría con 303.303 vecinos frente a los 293.725 registrados por el Instituto Nacional de Estadística. El gobierno local, entonces presidido por Corina Porro, trató de que este organismo oficial aceptase la cifra. Sin embargo, el INE_argumentó que muchos estaban censadas en dos concellos y, en este caso, se da prioridad a los de menor tamaño.

Plan Xeral

Pero lejos del desaliento de que pasen los años sin superar la tan deseada cifra, las previsiones de Plan Xeral de Ordenación Municipal sitúan a Vigo con 400.000 habitantes en veinte años. Con toda la mejora de servicios y equipamientos que eso supone y que podría frenar un proceso iniciado hace años. Y es que muchos vigueses deciden marcharse a municipios limítrofes a la búsqueda de una vivienda más asequible y de pagar menos impuestos.