Los bañistas de la playa de Alcabre se marchaban a media tarde ante la imposibilidad de meterse en el agua. "Por la mañana se estaba bien y el agua se veía limpia pero, a primera hora de la tarde, el mar se empezó a volver turbio y se veían restos fecales flotando", explicaba una familia. Cargando con las colchonetas hinchables y las tablas de goma, buscaban otro arenal que no estuviese contaminado. Sin embargo, los que acababan de llegar no se resignaban a tener que volver a subirse al coche o a caminar bajo el fuerte sol y preguntaban insistentemente a los agentes de la Policía Local "si era tan grave el estado de contaminación del agua". "Con el calor que hace lo que menos nos apetece es ir en busca de otra playa, pero prefiero marcharme antes que pillar algo raro", se quejaba una mujer.