Con el examen de Lengua Castellana y Literatura sobre el pupitre y el dilema de elegir entre el modernismo de Rubén Darío o el teatro español anterior a la Guerra Civil, con Lorca, Benavente y Valle-Inclán como autores de obligada cita, se inauguró la jornada con más subrayados en rojo en el calendario estudiantil. Tras meses con permanentes dichos y desmentidos en torno al formato que definiría a la sustituta de las PAU, ayer 10.550 estudiantes se convirtieron en la primera generación de gallegos en enfrentar la ABAU (Avaliación de Bacharelato para o Acceso á Universidade), inicialmente concebida como una reválida obligatoria para titularse en Bachillerato y no solo como una prueba para obtener una plaza en los campus,a lo que finalmente se ha limitado.

Entre quienes acudieron a la Escola de Enxeñería de Telecomunicacións de Vigo, el centro con más matriculados de los 26 que acogen desde ayer y hasta mañana la celebración de las pruebas en Galicia, la sensación de estreno era más bien escasa. Después de la primera toma de contacto con el nuevo modelo de examen, que finalmente el Ministerio fijó con un esquema bastante similar al existente hasta ahora, en los corrillos de estudiantes el alivio tras comprobar que el asunto "no era para tanto" convivía con las quejas por la presión que los vaivenes de la administración les generaran durante el curso.

"Ha sido un desastre, un estrés añadido. Ni los profesores sabían cómo orientarnos en la preparación hasta hace escasos meses", protestaba Adrián Álvarez, del Instituto do Castro de Vigo. A pesar de sentirse contento por lograr que los los nervios no lo superaran, Antón Rodríguez, estudiante del Colegio Compañía de María, también compartía el reproche."La mitad del curso estudiamos desde la incertidumbre. Hasta hace no mucho no tuvimos claro cuál era el temario", admitía el joven que, aún indeciso ante el futuro, aspira ser matemático.

Rodríguez fue uno de los pocos sondeados en los pasillos de la facultad viguesa, en los que el uso del viejo término de selectividad parece lejos de jubilarse frente a las nuevas siglas oficiales,que optó por ligar las posibilidades de su primera calificación a la opción del teatro español anterior al golpe de Estado fascista. Una elección en el primer examen del día, el de Lengua Castellana, que le llevó a tener que describir también el "Campos de Castilla" de Antonio Machado o a analizar, entre otras preguntas, contenido de una pieza periodística relativa a la acogida de refugiados y el drama de la inmigración en el Mediterráneo.

Sobre otro tema de triste actualidad,la discriminación de género, versó el artículo de opinión incluido en el examen alternativo, más elegido, según comentaban las personas consultadas, por incorporar, además del comentario de un fragmento de "Plenilunio", de Antonio Muñoz Molina, uno de los temas más trabajados en la materia:las características del movimiento modernista a partir la figura de Rubén Darío.

El pico de estrés aumentó en el ecuador de la mañana, cuando llegó el turno de Historia de España, cuyo examen, este año, dejó de ser voluntario: "Me parece genial que sea obligatoria como materia troncal pero no que Filosofía desaparezca como opción, como hasta ahora", lamentaba la aspirante a periodista, María Mancebo, del IES San Tomé de Vigo, refiriéndose a una de las grandes novedades de la ABAU.

Sin la posibilidad de hacer quiniela sobre la presencia de Platón y su caverna en el temario, al estudiantado le tocó decidirse entre la crisis de la Restauración Borbónica abierta tras 1898 o la oposición al régimen franquista. La disyuntiva, que generó cierta sorpresa por aludir en los dos casos a procesos del siglo XX, no fue lo fue siquiera para algunas de los presentes."Tuve que hacer el comentario de texto sobre la primera opción porque en clase el profesor dedicó demasiado tiempo a la prehistoria y al final no hubo tiempo para el franquismo", explicaba Melisa Dorna, del IES A Sangriña de A Guarda, con un argumento, sorprendentemente repetido por más de un entrevistado.

Ya durante el tiempo de descanso para la comida, el alumnado se dividió en dos bandos: el de quienes optaron por evadirse, incluso sustituyendo las bebidas energéticas por siestas reparadoras bajo el sol, y el de los que apuraron el bocata para dedicarse al último repaso a memorísticas en voz alta antes de afrontar los dos exámenes que aún les restaban por realizar.

En uno de ellos, el de Lingua Galega e Literatura, se concentraba el temor más extendido entre los sondeados. La gramática, la fonética y la posibilidad de perder puntos por cometeres errores al expresarse en el idioma propio parecían preocupar bastante más a los estudiantes que el mismísimo inglés. "En Lengua ha caído lo que apostábamos, pero en gallego vamos a ciegas; tenemos poca preparación", señalaba preocupada Xeila Lago, del Instituto As Barxas de Moaña, antes de saber que en la parte de literatura debería escoger entre el teatro de As Irmandades da Fala, las vanguardias y el Grupo Nós o la prosa de Fole, Blanco Amor, Cunqueiro y Neira Vilas.

Hoy el estudiantado centra sus esfuerzos en superar las materias específicas que le correspondan a la opción de bachillerato cursada: Matemáticas, Latín, Fundamentos del Arte o Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales.

María Mancebo | I.E.S San Tomé (Vigo)

"Me parece genial que Historia sea obligatoria pero no que Filosofía deje de ser una opción"

Melisa Dorna | I.E.S A Sangriña (A Guarda)

"En clase no nos dio tiempo a abordar el franquismo por lo que me vi obligada a elegir la otra opción"

Antón Rodríguez | Compañía de María (Vigo)

"Durante medio curso estudiamos desde la incertidumbre. Hasta hace poco no estaba claro el temario"

Xeila Lago | I.E.S As Barxas (Moaña)

"En Lengua ha caído nuestra apuesta pero para Gallego vamos más a ciegas, con poca preparación"